24/10/18

Una semana cubana en Francia


La asociación Visages d’Ailleurs dedicó su semana cultural de septiembre 2018 a Cuba. El programa incluía actividades en Limogne-en-Quercy, Lalbenque, Flaujac-Poujols y otras localidades del departamento de Lot, en el suroeste de Francia. 


Mi primera actividad fue un encuentro con colegiales que, con la eficaz mediación de su profesora de español leyeron mi cuento "Taita Osongo: el camino del monte" (Editorial Gente Nueva. La Habana, 2016) y preparado una sólida batería de preguntas en torno a Cuba y mi carrera de autor e ilustrador.















Esa misma tarde, el presidente de la asociación, Benoit Rammaert me llevó a visitar  Cahors, ciudad que cuenta, entre otras atracciones turísticas, con un monumental puente que une Cahors con la escarpada orilla occidental del río Lot. 

 



El puente Valentré es el puente medieval más completo y característico de Francia. Fue incluido en la lista de monumentos en 1840 y restaurado unos treinta años después. Durante mucho tiempo fue el principal acceso a la ciudad, situada en una especie de península; pero actualmente es peatonal. Comenzado en 1308, ya era utilizado en 1345, pero aparentemente sin las torres, que datarían de alrededor de 1380, en plena Guerra de 100 Años. Fue en la restauración de los años 1870 que el arquitecto le dio a las torres el aire militar que hoy se observa. Según una leyenda, lo lento de la construcción llevó al arquitecto a prometer al Diablo, si lo ayudaba a concluir la obra, su alma. Llegado el momento de colocar la última piedra, el astuto constructor pidió al Maligno llevar el agua necesaria para el mortero en un tamiz… que se vaciaba antes de alcanzar el tope de la torre. La imposible misión hizo al Diablo incumplir su promesa y, desde entonces, vendría cada noche a tratar de arrancar la maldita última piedra. Por ello, en la torre central, casi a nivel del techo se ve esculpido un diablillo furioso.



Esa misma noche tuvo lugar en el teatro La Halle, de Limogne, el concierto de pianojazz a cargo de mi compatriota  Alejandro del Valle, que incluyó piezas de su creación e inspiradas recreaciones de standards de la música popular cubana como "El manisero", "Ay mama Inés" o "Quirino con su tres"; así como guiños a Francia, donde actualmente reside el artista, como "Las hojas muertas".




Al día siguiente tuvo lugar la presentación de ejemplares de mis libros en la mediateca de Lalbenque. Varios de mis títulos franceses habían sido aportados por la librería más cercana y, ante la dificultad de obtenerlos por la misma vía, yo llevé una muestra de mis títulos en castellano... que no fueron precisamente los que menos éxito tuvieron.  Entonces tuve la ocasión de compartir con Del Valle, quien presentaba su novela y un libro de su padre, el exministro del Interior y de Salud Pública, Sergio del Valle. 

Volvimos a vernos esa noche, en un debate sobre la Historia y la actualidad cubanas, que también contó con la presencia del gran reportero Bertrand Rosenthal, quien fuera jefe de la oficina de la agencia France Presse en La Habana, entre 1989 y 1993 . 

El debate fue rico y por momentos polémico, pues cada uno de nosotros tiene experiencias y perspectivas muy diferentes, aunque de cierto modo complementarias, sobre el devenir de Cuba en las últimas seis décadas. 



De cierta manera, la discusión se prolongó tras la proyección, la noche siguiente, de la película "Escuela de conducta", que cuenta con gran fuerza dramática la dolorosa realidad de niños y adultos cubanos de hoy, y el rol esencial que puede realizar en ese contexto un educador digno de ese nombre. 









Dos escuelas, precisamente, visité al día siguiente: con su clase de prescolar la competente Nathalie Fayemendy había realizado un excelente trabajo en torno a Petit chat et la neige (versión francesa de Gatito y la nieve) y el encuentro fue emotivo desde mi llegada, cuando los chiquitos, que jugaban en el patio, me vieron bajar del auto y comenzaron a corear: “¡Jo-el, Jo-el, Jo-el…!”; pero también fue muy instructivo, pues la maestra había preparado muy bien a los chicos. 








Como ya habían hecho algunas de las cosas que suelo hacer cuando me encuentro con los pequeños lectores de la serie Gatito, debí innovar. Y de paso aprendí algunos recursos pedagógicos con Nathalie.




Tras el almuerzo visitamos otra escuela, de chicos un poco mayores. La preparación había sido menos profunda, pero el taller de ilustración rindió magníficos resultados.















el ejemplar de Petit Chat et la neige dedicado a los niños de la escuela "maternelle"
de Flaujac-Poujols
Los habitantes del departamento de Lot son muy "latinos": gente acogedora, curiosa, simpática y comunicativa. Allí se cosecha la famosa trufa (champiñón negro que alcanza precios estratoféricos) y se fabrica uno de los mejores foie-gras del mundo. Me moví entre varias aldeas y caseríos, siempre en una naturaleza verde (pese a la intensa sequía y tórridos calores del recién concluido verano) y en más de una ocasión hubo que dar un frenazo para evitar atropellar a un venado o corzo. 


Entre los recuerdos que me traigo están un cielo azulísimo... que de noche dominaba una Luna plena como pocas he visto y una arquitectura muy peculiar caracterizada por muros muy espesos (protección indispensable a los calores intensos del verano y al frío agudo del invierno) construidos, como las cercas que bordean los campos, con piedras irregulares, extraídas de un suelo nada ameno. Los tejados de arcilla oscura, no muy inclinados y los elevados atrios que preceden la puerta principal, son otros rasgos de la arquitectura tradicional. 


En todas las actividades de la semana hubo un público abundante y ávido de conocer otras tierras, otras culturas y problemas sociales, económicos y políticos. Tras una etapa anterior por tierras de la vasta Francofonía, la asociación inició una nueva etapa por territorios tan lejanos y distintos como Vietnam, Argelia y Cuba. Un buen ejemplo de esa curiosidad y dinamismo de los franceses que viajan por el mundo incluso cuando permanecen con las raíces bien hundidas en un pequeño departamento francés, el de Lot, que se encuentra entre los menos poblados de Francia.

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