21/3/20

CONFIESO QUE HE LEÍDO (Y AMADO) "CUENTOS DE GUANE", DE NERSYS FELIPE


Hace años que me prometo un estudio detallado del mejor libro de la literatura infantil cubana (por lo menos hasta fines de los años 90, cuando El oro de la edad, del prematuramente fallecido Ariel Ribeaux, se le pone al pairo). Mientras cumplo mi promesa, he aquí las líneas que consagro al magistral libro de Nersys Felipe en mi todavía inédita tesis de máster "Evolución del discurso en la literatura cubana para niños y jóvenes (1959-1989)" (1): 

Cuentos de Guane
Premio Casa de Literatura para Niños y Jóvenes
Editorial Casa de las Américas
La Habana, 1975


En 1975 una autora casi desconocida obtiene el prestigioso premio Casa de las Américas en su primera convocatoria de libros para niños y jóvenes.  Con Cuentos de Guane, Nersys Felipe publica la primera obra infantil cubana que rompe totalmente con el discurso basado en la comunicación pragmática.
Su enunciado es perfectamente coherente con lo contado, con el destinatario infantil y con el punto de vista del narrador-personaje, que es simultáneamente el punto de vista de la autora, en el sentido de que narra desde sí y para sí, desterrando todo predominio de consideraciones de utilidad social.
Los personajes de Nersys Felipe no constituyen un tejido de representaciones sociales en función de un mensaje ideológico, son reelaboraciones de seres reales, significativos en su historia personal y en el universo creado por el relato. Lo anterior no excluye alguna que otra frase de explícita función axiológica, pero lo que hay en Cuentos de Guane son sobre todo consideraciones éticas y su didactismo procede de la vieja tradición educativa de la literatura infantil.
La trama sigue dos líneas conductoras: la lineal, que une el primer y último cuentos (viaje del niño narrador al pueblo en que asistir  al sepelio de su abuelo) y la afectiva, que encadena el resto de los relatos (combinación de recuerdos cercanos -sus actividades y juegos en los viajes a Guane- y remotos -las cosas que le han contado las dos generaciones de su familia). Es un conjunto de cuentos y viñetas que construyen el micromundo que integran la casa de los abuelos y el pueblo.
La primera prueba de que la autora tiene muy en cuenta las características del receptor está en la elección de un niño, sin nombre ni descripción, como protagonista y narrador. Esto permite hacer más asequibles al lector los elementos de esos mundos distantes en que vivió la generación de los abuelos (casi decimonónico) y en que ocurrió la infancia de los padres (bien avanzado el período republicano). Todo muy distante de la época de la Revolución, que es la del protagonista y los lectores y se patentiza por medio de contadas y episódicas alusiones a actividades y valores (que al ser semejantes a los del lector, la autora puede dejar sin ampliación).
Otros elementos acercadores son el tratamiento coloquialista del lenguaje, en particular en los di logos, la percepción ingenua del niño, el relieve dado a juegos y otros placeres propios de la edad, la presencia de un primer amor infantil, e incluso el uso de alguna onomatopeya.
Rasgo dominante es la ternura explícita o implícita, que compensa la vaga tristeza dominante y favorece el tono levemente melodramático del final, en que se combina la muerte del entrañable personaje que acaba siendo el abuelo, con el nacimiento del potrillo, tan esperado por el protagonista.
Del primer episodio, "El viaje a Guane", al último, "En Guane", se va conformando un mundo deseable (pese a sus momentos dolorosos), con su galería de personajes de trazos vivos y sobrios y los atributos del lugar -plantas, animales, objetos antiguos y anécdotas.
Los catorce cuentos y viñetas, en grupos de dos o tres, se reagrupan en unidades que presentan (I) la familia, (II) escenas de la vida de la primera generación -pasado remoto-, (III) elementos de la infancia de la segunda generación -la madre y dos de sus hermanos-, (IV) el mundo de la tercera generación -el niño narrador, su hermana y amigos-. Queda lo que podríamos considerar una quinta unidad, que retoma a los protagonistas más viejos y al personaje más joven (el potrillo que está por nacer) y que desarrolla el tema de la muerte, motivo determinante, pero solo revelado al final del libro: primero se narra la historia de la cuñada del abuelo, que perdió a sus cinco hijos en una epidemia, y a continuación se cuenta el velorio, haciendo sólo en este momento evidente que el casi centenario abuelo ha muerto.
Nersys Felipe ha sabido construir un enunciado muy eficaz, con esa voz que combina su propia visión nostálgico-poética y la ingenuidad de la percepción y expresión de un niño. Los di logos, en cambio expresan por lo general un sabroso coloquialismo, con la perceptible excepción de los parlamentos correspondientes al abuelo, que son artificiosos y enfáticos, concebidos con una intencionada función de referencia ética que remite al concepto tradicional del más anciano como depositario del saber y las reglas de la comunidad.
Esta obra sobresale por su rigor y coherencia. Lo acertado del punto de vista permite un acercamiento a la temática de la muerte, a la relación entre niños y adultos, a la fluidez pasado-presente-futuro, y justifica el propio lenguaje, cuyo tono poético no lo conduce a los gratuitos abalorios que acabar n poniéndose de moda, en parte por una mala imitación de esta misma obra, y en parte para encubrir la pobreza de las fábulas que abundar n en la narrativa que estaba por venir.
Igualmente contribuyen a la inédita perfección del libro el tratamiento del tiempo y el espacio -círculo y microcosmos- y el saldo trascendente propiciado por los temas evocados.
Cuentos de Guane resulta excepcional no solo dentro de la narrativa infantil cubana, sino dentro de la obra de la propia Nersys Felipe, que no logrará igualar con Román Elé (pese a obtener también el premio Casa de las Américas), ni con sus siguientes libros, el nivel entonces alcanzado.

Ninguna de las abundantes y siempre elogiosas valoraciones dedicadas a esta obra en Cuba ha mencionado lo que nos parece ser su primer mérito: la renovación del discurso que, desde entonces, pasa del imperio de la comunicación pragmática al de una cada vez más pujante comunicación literaria.

En 1975, y durante por lo menos diez años más, el primer elogio que se hacía de un libro infantil era destacar su aporte a la formación de la conciencia comunista de la joven generación. En tales circunstancias, declarar que lo excepcional de Cuentos de Guane era precisamente no hacer concesión ninguna en aras de esa tarea equivaldría a colocarlo -junto a los caminos que abría- en la picota.

en compañía de Nersys Felipe y Gerardo Fulleda
Jornadas internacionales de literatura infantil
Hotel Habana Libre, febrero 2015


(1) Evolución del discurso en la narrativa cubana para niños y adolescentes (1959-1989). Université Paris III (Sorbonne Nouvelle. UFR: Etudes Ibériques et Latino-américaines. París, 1998. Tutor: Dr. Claude Fell.






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