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21/3/23

¿UN CUBANO QUE ESCRIBE EN FRANCÉS O UN ESCRITOR FRANCÓFONO?

 ¿UN CUBANO QUE ESCRIBE EN FRANCÉS O UN ESCRITOR FRANCÓFONO? 

Como cada año, este 20 de marzo se celebra la Jornada Internacional de la Francofonía y la Lengua Francesa.



Actualmente, 321 millones de personas de todos los continentes tienen el francés como lengua materna, principal, de uso frecuente o referencial; razón por la cual se festeja en naciones donde no es idioma oficial y por la que el evento se centra no solo en la literatura y otras formas artísticas basadas en el lenguaje, sino en un más amplio concepto cultural, social o político (la Organización Internacional de la Francofonía surgió en 1988 de la “simple” Agencia de Cooperación Cultural y Técnica creada en 1970 y cuenta hoy con el reconocimiento de la ONU). 


en la librería internacional NQL
París, 1998


Yo nací en Cuba y no conocí otro idioma que el castellano hasta los 13 años, cuando comencé a estudiar inglés de manera más o menos irregular. Sin embargo, pese a dominar antes el portugués, es el francés la única lengua que me permite hoy considerarme bilingüe. Todo empezó cuando me casé con una francesa en 1989 y, aunque por dos años nos comunicamos en portugués (vivíamos en Brasil), paulatinamente pasamos a la “lengua de Molière” que, tras llegar a Francia en septiembre de 1994, se fue imponiendo no solo en mis relaciones sociales, sino incluso en mis pensamientos y sueños.

 

selección de mis libros en francés (1998-2017)



Si mis novelas las he escrito hasta hoy en castellano, varios de mis cuentos y algún texto periodístico los he escrito, desde 1992, directamente en francés. Pero independientemente de la lengua en que los escribí, algunos de mis libros han aparecido antes en francés. Es el caso de Mi tesoro te espera en Cuba (estrenado como Cuba destination trésor dos años antes), La tremenda bruja de La Habana Vieja (brevemente precedida por Malicia Horribla Pouah, la pire des sorcières), La leyenda de taita Osongo (con su edición francesa dos años antes que la mexicana y cinco antes de la primera versión cubana) o La canción del castillo de arena (seis meses antes en francés). Incluso tengo varios textos escritos en francés que acabaron finalmente editados solo en castellano y/o traducidos a otras lenguas como La bruja Pelandruja está malucha o los tres episodios de la serie Gatito), e incluso uno, Petit chat noir a peur du soir, que ha cumplido más de diez años de versiones galas, sin haber aparecido jamás en mi lengua natal.


Petit chat noir a peur du soir.
Bayard. París (varias versiones entre 2008 y 2020)

Cosa más curiosa: a menudo tomo notas, escribo diálogos y situaciones -en francés- para libros que finalmente escribo en español. Me ocurre como en los sueños, que ciertas ideas se presenten en francés aunque su destino, o las circunstancias evocadas nada tengan que ver con Francia.


diálogo con el colega Lemy Coco en el Espacio Ultramar
Salón del Libro de París, marzo de 2013

Lo cierto es que he llegado a tener más presencia en la edición y en la promoción del libro en Francia que en mi propio país de origen. Con un número de títulos similar, pero mayor presencia en el mercado, mi bibliografía francesa refleja mis diversas formas de expresión y temáticas (realismo realzado por la aventura, historia matizada por la fantasía, cuentos parabólicos o cercanos a los cuentos de hadas, humor… sean de ambiente cubano o universal). También he hecho talleres de escritura e ilustración o presentado mis libros en toda Francia, y en escuelas y colegios franceses en el extranjero (Bilbao, Bogotá, Buenos Aires, La Habana, Madrid, Munich) y he sido invitado a ferias internacionales como un escritor francés más (Brasil, Panamá, Grecia). 

en la Feria Internacional del libro de Panamá (2012), con Francia como país invitado, intervine en un coloquio sobre mi admirado Julio Verne.


ante el poster de la delegación francesa en la
feria internacional del libro de Tesalónica (Grecia, 2008)
 

Al participar en numerosas ferias y festivales del libro, y ser parte de asociaciones que trabajan en la promoción del libro infantil y juvenil he tenido muchas ocasiones de conocer a mis colegas, a los jóvenes lectores galos y de comprobar en el terreno, y no solo a través de la lectura, lo que se produce en Francia/en francés para los chicos.

con mis lectores en el colegio de Maripasoula
localidad de la Guayana Francesa en plena selva amazónica

 

Si solo se tratara de escribir o publicar en francés, la cuestión de la Francofonía podría resultarme ajena.

En un abordaje primitivo se suele considerar que escritores franceses son los nacidos en el territorio nacional (específicamente en el hexágono que dibujan sus fronteras europeas) y que los escritores francófonos serían aquellos que escriben en francés en Bélgica, Suiza, Quebec, Haití y en un amplio abanico de países otrora pertenecientes al imperio colonial galo (principalmente en África Occidental y Asia) o en departamentos franceses de ultramar como Guadalupe, Guyane, Martinica, La Reunión o la Polinesia francesa. El asunto es polémico, puesto que un buen escritor de expresión -pero no nacionalidad- francesa no ve una diferencia fundamental entre su trabajo y el de un colega residente en los 551.695 km² que ocupa Francia en el continente europeo.

En Maripasoula (Guayana Francesa) con los lectores de mi novela 
La leyenda de Taita Osongo (publicada en francés en 2004)


 Al haber publicado en dos editoriales ultramarinas y colaborar en varios proyectos relacionados con el mundo francófono, he tenido diversas ocasiones de conversar sobre estos temas con colegas (algunos son incluso autores muy reconocidos). 

Es indudable que el francés, como lengua internacional, no puede limitarse a las formas, acentos y contenidos del territorio en que nació y excluir a aquellos en los que echó raíces y fructificó  durante décadas o siglos de coloniaje. Los intelectuales franceses más lúcidos están perfectamente convencidos de la contribución estilística y temática de las diversas culturas que se expresan en francés (incluidos aportes de las otras lenguas que sus colegas practican en sus territorios de origen). Al mismo tiempo, la alta cultura francesa reconoce y respeta las diferencias históricas, geográficas, de flora y fauna, de costumbres, creencias, gastronomía, psicología colectiva, interpretación de los fenómenos sociales, etc, que son específicas de los autores de otros territorios y países.

 

La leyenda de Taita Osongo, que considero mi mejor novela
fue estrenada en francés por Ibis Rouge (Guayana Francesa, 2004)
 y reeditada por Orphie (La Reunión, 2017) esta vez con mis propias ilustraciones

Yo, por cubano y por ende caribeño (“vecino” de haitianos, martiniqueses e incluso, de los más lejanos habitantes de la Guayana Francesa o La Reunión con quienes compartimos la esclavitud, los aportes étnicos africanos, el cultivo de la caña de azúcar y la experiencia colonial), ¿puedo considerarme un escritor francófono? Sí, cuando en libros como “La leyenda de Taita Osongo” o “El camino del monte” abordo asuntos y paisajes que nos son comunes, pero menos cuando trato temas específicamente cubanos o “universales”. Cuando se trata de aportes lingüísticos la cuestión es bien distinta, puesto que si hubiera huellas de castellano en mi francés, eso sería un defecto y no una contribución como cuando esas enriquecedoras impurezas proceden del creol o de otras lenguas que tienen un legítimo y fecundo contacto con el francés en los países y territorios verdaderamente francófonos.


con dos de mis mejores libros en edición cubana y francesa
frente al ayuntamiento de París durante la visita oficial de Raúl Castro

¿He de considerarme entonces como una rara especie de escritor cubano de expresión francesa o simplemente como un cubano que, de vez en cuando, escribe en francés? Lo último implicaría nigar la influencia del ambiente francés (literatura, historia, filosofía, gastronomía, paisajes, costumbres) en que estoy inserto desde 1989. Eso haría de mí un escritor anclado en el pasado y encerrado en una burbuja ajena a su realidad cotidiana.

El asunto es demasiado complejo para dedicarle más tiempo que el que merece la importancia de mi obra… Pero aunque sea solo hoy, 20 de marzo, Día Internacional de la Lengua Francesa y la Francofonía, tengo la obligación de consagrarle unas líneas.

 

#Francophoniedelavenir #Mon20mars #literaturafrancesa #francofonía #lenguayliteratura

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