Tito y el misterioso Amicus
(Fondo de Cultura Económica. México, junio 2017)
es una novela donde lo mágico se inserta en la vida cotidiana.
Todo comienza con la imposible herencia recibida por la abuela y la llegada de la familia al caserón donde ella vivió con el abuelo y tuvo a sus hijos. Allí, entre viejos recuerdos refugiados en un extraño cuarto, empiezan a ocurrirle cosas sorprentes a Tito; sobre todo gracias al muy misterioso Amicus.
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Tito y su misteriosa abuela (Gente Nueva, La Habana, 2015)
(Fondo de Cultura Económica. México, junio 2017)
es una novela donde lo mágico se inserta en la vida cotidiana.
Todo comienza con la imposible herencia recibida por la abuela y la llegada de la familia al caserón donde ella vivió con el abuelo y tuvo a sus hijos. Allí, entre viejos recuerdos refugiados en un extraño cuarto, empiezan a ocurrirle cosas sorprentes a Tito; sobre todo gracias al muy misterioso Amicus.
FRAGMENTO
El
caserón de la abuela había estado medio abandonado durante años. Era demasiado
grande y su último propietario había utilizado solo la parte delantera,
reformada, para alquilarla a veraneantes. El resto del caserón conservaba en
las paredes la misma pintura de treinta años atrás, tenía puertas que crujían,
tomacorrientes que no funcionaban y llaves de las que no salía agua. En algunos
sitios el polvo era tan espeso que parecía alfombra, y de los rincones colgaban
telarañas tan largas y densas como cortinas. Por el sótano andaban ratoncitos
atrevidos y en el desván se había instalado una familia de murciélagos.
—Esta
casa necesita una limpieza general —concluyó la madre.
Pero
desde la mañana siguiente, el padre arrancó con sus botazas hacia la sierra, el
hermano mayor se fue con su plancha de surfing hacia la costa y la madre se
instaló delante de su computadora, decidida a terminar en esas vacaciones su
tesis de doctorado.
La
abuela y Tito fueron los únicos que entraron en la parte antigua de la casa.
Pero no para limpiar y reparar, sino para curiosear.
A
las piezas olvidadas se llegaba tras doblar una esquina en la que había una
puerta y dos ventanas. Aquella puerta no podía conducir a sitio alguno, puesto
que las ventanas que tenía a su derecha y a su izquierda, dejaban ver el mismo
trozo de jardín, sin nada en el medio.
Sin
ponerse previamente de acuerdo, Tito y la abuela se dirigieron hacia la puerta
imposible.
El
niño sacudió el llavín, tiró y empujó con todas sus fuerzas, pero no logró
nada.
—Déjame
a mí —dijo la abuela. Y tomando el picaporte entre el dedo índice y el pulgar,
abrió la puerta tan fácilmente como si se tratara de su monedero.
Del
interior salió una sombra verdosa y susurrante, como las que se ven en lo
intrincado del bosque, y se tendió en el suelo como un perrazo viejo y
bonachón.
La
abuela pasó la pierna por encima de aquella extraña sombra y entró en el cuarto
imposible. Tito la siguió, evitando él también pisar la sombra verdosa y
jadeante.
—¡Qué
lugar tan raro! —comentó.
—¿Raro
por qué? —replicó la abuela—. Es el cuarto de los recuerdos.
La
pieza era angosta y triangular, con sus tres paredes formadas por estantes,
armaritos y gavetas. La abuela curioseó en el estante más alto y se perdió en
la contemplación de un álbum de pesadas tapas de cuero, lleno de viejas fotos.
Tito
examinó los compartimentos bajos, pero todos estaban vacíos.
—Aquí
no hay nada —suspiró, decepcionado.
—Claro
que sí —respondió la abuela. Y sin siquiera despegar los ojos de su álbum,
extrajo de una gaveta, que Tito estaba seguro de haber mirado antes, una caja
de acuarelas. Estaba cubierta por una capa de polvo tan espesa que en lugar de
soplarla, la abuela la tomó por una punta y la enrolló como si fuera una
bufanda.
Para
mojar aquella acuarela tan antigua, el agua no servía. La abuela descorchó una
botellita de Esencia de Azahar, igual de vetusta, que sacó de algún sitio allá
arriba, y dejó caer una gota en cada plaquita de color. A continuación dio un
golpecito en la tapa de la acuarela y dijo:
—Vete
a colorear y déjame con mis recuerdos.
El narrador oral Nacho Casas presentando "Tito y el misterioso Amicus"
en la Feria Internacional del Libro del Instituto Politécnico Nacional
UNA DELICIOSA RESEÑA POR UN NIÑO MEXICANO
PARTICIPANTE EN EL CONCURSO DE BOOKTUBERS
DEL FONDO DE CULTURA ECONOMICA
https://www.youtube.com/watch?v=BgRg8cPRAJw
PARTICIPANTE EN EL CONCURSO DE BOOKTUBERS
DEL FONDO DE CULTURA ECONOMICA
https://www.youtube.com/watch?v=BgRg8cPRAJw
Tito y el misterioso Amicus apareció por primera vez en un libro que solo se encuentra en Cuba, y que reúne dos aventuras de Tito y su enigmática abuela.
Tito y su misteriosa abuela (Gente Nueva, La Habana, 2015)

Si he cambiado el nombre del protagonista, es porque Tito es el nombre del héroe de las novelitas que comencé a escribir con 12 años, al que de esa manera quise homenajear casi en su 50 cumpleaños. Pero también el cambio se debe a que muchos lectores no comprendían que Ertico es, como Tito, solo una parte del nombre de alguien que se llamara Albertico, Robertido o Humbertico (como explico al comienzo de Vuela, Ertico, vuela o Tito, aprende a volar), es decir, un niño cualquiera.
Tito y su misteriosa abuela fue mi libro número 30 y el segundo que publico en la principal editorial cubana especializada en libros para chicos (desde que me estrené allí, en 1983 con El secreto del colmillo colgante). Tan larga espera viene compensada por el hecho de ser mi primer "estreno mundial" en Cuba desde que en 1987 publiqué mi segundo libro, De los primeros lejanos tiempos la lechuza me contó (editorial Oriente, Santiago de Cuba; la versión definitiva La lechuza me contó" apareció en 2004 en México, por la editorial Progreso). Mis otros dos libros locales que ofrecieron primicias a los lectores cubanos fueron Las aventuras de Rosa de los Vientos y Juan Perico de los Palotes, publicado casi simultáneamente por la editorial Capito (Santa Clara, Cuba) y por El Arca (Barcelona), en 1996 y La bruja de La Habana Vieja (para que se enteren de lo traviesa que es Porfiria Xenobia Marieka...) donde la Editorial Capiro reunió, en 1999, algunos capítulos de lo que dos años después sería la novela La tremenda bruja de La Habana Vieja (Edebé. Barcelona y Hachette. París; ambas ediciones en 2001).
(Palabras de Enrique Pérez Díaz, responsable de la colección Veintiuno, de la Editorial Gente Nueva para la presentación de “Tito y su misteriosa abuela” en la Feria del Libro de La Habana, el 14 de febrero de 2016.)
La colección Veintiuno llega en esta XXV Feria Internacional del Libro de La Habana a su centenar de títulos publicados. Quizás algún día nuestro relevo pueda decir que llegue a su centenario de vida, algo que difícilmente consigamos ver, pero al menos debemos sentirnos felices de que el proyecto surgido en la Editorial Gente Nueva hace apenas algo menos de una década, haya conseguido su continuidad en el tiempo y, sobre todo, el innegable y muy necesario apoyo de las decenas de autores que desde cualquier rincón del mundo han apostado por él.
Como coordinador del proyecto, para mí fue muy estimulante la primera vez que el autor que hoy presentamos, Joel Franz Rosell, alguien con una copiosa obra publicada en todos los idiomas y geografías, un vasto conocedor de la LIJ, pero sobre todo un lector apasionado, vehemente, inquieto y siempre insatisfecho, me dijo que le llamaba mucho la atención Veintiuno y que, salvo algunos títulos que en su concepto, merecían menos estar en el catálogo, había otros que resultaban verdaderos hallazgos literarios.
Por eso, cuando en nuestras conversaciones por reivindicar su ausencia por tres décadas de Gente Nueva, editorial que en sus comienzos autorales le maltrató un poco –diría que como a muchos: ¡que levante la mano quién no ha sido maltratado por Gente Nueva alguna vez!- me dio varios títulos posibles, enseguida me decidí por Tito y su misteriosa abuela, que reúne en un volumen dos historias con el mismo personaje, dos historias independientes y que para nada conforman una saga, sino más bien definen una personalidad.
Si al margen de todo lo explicado, hubiera vacilado en incluir a Joel en Veintiuno, Tito-personaje reivindicó por completo a su autor, porque en ese niño que se incomunica, que tiene su propio mundo de fantasía e imagina amigos que nadie ve, que fabula a su antojo sobre los hechos cotidianos, y que hace del vencimiento de sus constantes y varios miedos el accionar de una bien hilvanada trama que nos va cautivando a la vez que nos motiva por su misterio, se da uno de los caracteres humanos mejor trazados para esta colección, que por demás nos ha presentado a niñas que sufren por el secuestro de sus padres, otros que son testigos de su muerte, otros que en un medio hostil cambian de sexo para sobrevivir y los que peligran solo por el hecho de existir.
Aunque Tito viva en una familia común, no sufra por una guerra, no expenda drogas, ni sea víctima de los talibanes o de un padrastro abusador, su modo de asomarse al mundo representa todo un reto para él y es que esa es precisamente la esencia a veces poco entendida de la infancia. Los adultos pensamos que para los niños todo es fácil y olvidamos frecuentemente que para nada es así, el niño vive rodeado de inseguridades más que de certezas, de misterios y apariencias, más que de realidades, de promesas más que de certidumbres.
No me perdonaría traicionando a Tito y a Joel dándoles más elementos de esta peculiar historia que someteremos a ustedes. Solo me resta decir que su obra número treinta, como él mismo la ha anunciado, nos revela a un autor maduro, dueño de su estilo, abierto a más de un camino expresivo (incluso ilustra sus libros y los traduce en ocasiones), un autor que experimenta en cada nueva obra, que se arriesga, que sueña como la primera vez con su próximo libro y no ha perdido esa frescura de los principiantes pese a haber ganado la madurez de los expertos.
Recordemos, casi en la despedida, que Joel Franz Rosell (Cienfuegos, 1954) es un andarín aventurero y trotamundos que vivió en Santa Clara, Santiago de Cuba y La Habana antes de mudarse a Río de Janeiro, a Copenhague, a Buenos Aires y finalmente a París. Ha publicado treinta libros en una docena de países y ha sido traducido a diez lenguas. Entre sus títulos aparecidos en Cuba se destacan: El secreto del colmillo colgante, La leyenda de Taita Osongo, Concierto n°7 para violín y brujas, y Las aventuras de Rosa de los Vientos y Juan de los Palotes. Su obra ha obtenido seis veces el premio cubano La Rosa Blanca, y reconocimientos internacionales como el premio de la Ville de Cherbourg (Francia), el premio nacional de ilustración (España) y la distinción «Mirlos Blancos» que concede la Biblioteca Internacional de la Juventud de Alemania a los mejores libros publicados en el mundo.
Espero que Tito y su misteriosa abuela solo se trate del primer Veintiuno que publique Joel, quien aun teniendo las grandes ediciones que hacen las editoriales más famosas del orbe que le publican, sé que hoy se siente muy feliz por aparecer en este bello volumen en papel gaceta y rústica flexiback, que tuvo la edición de Elsa Natalia Obregón, fue ilustrado por el talentoso y creativo Valerio y que a ambos hoy nos alegra mucho presentarles, juntos, a todos ustedes.
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presentación oficial en la Feria Internacional del Libro de La Habana, el 14 de febrero 2016, en compañía de mi ilustrador, Valerio, y de Flor , promotora de la editorial Gente Nueva. Enrique Pérez Díaz, enfermo, no pudo venir.
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presentación de "Tito y su misteriosa abuela" en el espacio infantil Tesoro de Papel en la Feria del Libro de Santa Clara |
No fue el primer contacto de ese título con un grupo de niños, pues unos días antes había leído algunos fragmentos en el hospital pediátrico de la ciudad...


... y a estudiantes secundarios en la biblioteca provincial
... y a estudiantes secundarios en la biblioteca provincial
con alumnos de séptimo grado en la biblioteca provincial de Santa Clara |
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