LOS AVENTUREROS DE LA COMETA


Mi cuarto libro colombiano
LOS AVENTUREROS DE LA COMETA
(Panamericana. Bogotá, 2020)
es la nueva versión, ampliada y corregida de una de mis mejores novelas (opinión confirmada por críticos de varios países) estrenada bajo el título de "Las aventuras de Rosa de los Vientos y Perico el de los Palotes" que fuera incluido por la Biblioteca Internacional de la Juventud en su selección de mejores libros infantiles publicados en el mundo.

US$6,46

En esta nueva versión, las aventuras de los jovencísimos protagonistas, Rosa y Perico, siguen partiendo del hecho de vivir en un país tan pequeño que no parece en los mapas otra cosa que una caquita de mosca. Es lo que se explica en el primer texto, definido como un "medio cuento". Los otros ocho son capítulos-cuentos, desarrollando cada uno de ellos una de las aventuras de los héroes: desde su nacimiento y primeras hazañas hasta las que viven recorriendo el mundo en una casa voladora de su propia creación.


“Aventúrese el lector entre Vientos y Palotes”
por Félix Luis Viera.

Aventuras de Rosa de los Vientos y Juan Perico de los Palotes
Joel Franz Rosell. Ilustraciones: Xulian (Julián Roldán)
Buenos Aires. Alfaguara, 2004. 115 pp.
ISBN: 950-511-979-8



Atendiendo a su obra narrativa para niños y a sus aportes teóricos, Joel Franz Rosell ya era considerado una de las figuras más sobresalientes del género en su país, cuando emprendió un periplo que lo ha llevado a Brasil, Dinamarca, Argentina y Francia, donde actualmente reside. Y en esos casi veinte años trashumando ha sabido trascender con sus libros más allá de cualquier frontera.
Aventuras de Rosa de los Vientos y Juan Perico de los Palotes es el quinto libro de Rosell y, probablemente, el más logrado de los que ha dado a conocer. Esto último parecen confirmarlo tres hechos: la obtención del premio la Rosa Blanca, que otorga la Unión de Escritores de Cuba a los mejores libros para niños del año, la inclusión en la rigurosa selección anual Los Mirlos Blancos, del la Biblioteca Internacional de la Juventud (con sede en Munich), y su traducción por la prestigiosa editorial francesa Hachette.
En los tres primeros capítulos, el autor cuenta la génesis de los dos protagonistas, Rosa de los Vientos y Juan Perico el de los Palotes, que se nutren –como sus nombres lo sugieren- en fuentes de la cultura popular caribeño-española. Nótese que Rosell nombra Juan Perico de los Palotes al que en unos países de nuestra tradición llaman Juan y en otros Perico; la misma preocupación de transnacionalidad se refleja en el lenguaje y demás referencias culturales contenidas en la obra. La universalidad de este libro, en su fondo y en su forma, no ha sido suficientemente explotada por el editor, que siendo una transnacional de la edición, mantiene encerrado el libro en el mercado argentino.
Rosa y Juan Perico, habitantes de un País-Reino-Pueblo, pequeño y superpoblado, se hartan de su despótico, maniático y vanidoso rey, y emprenden en su casa-cometa un viaje que los lleva a la Montaña Torcida, con sus pueblos perpendiculares Arriba-abajo y Abajo-arriba, a la Isla Rectangular habitada por personajes catódicos… y así hasta alcanzar una intensidad que pareciera insuperable con la detectivesca y delirante historia del Impero Movedizo. La narración hace a la pareja protagónica –y al lector- toparse con personajes pintorescos, pero asimismo con los dobles de la de los Vientos y el de los Palotes en un extraño mundo paralelo al que abandonaran al principio de la novela.
El autor nos lleva a conocer –desde unas alturas que no sólo son físicas y guiados por la meridianidad el planteo- una propuesta cuyos valores filosóficos se funden perfectamente con anécdotas repletas del encanto de la poesía, el don de la invención y la sabiduría narrativa.
Aspectos que también valdría la pena mencionar son la limpieza de la escritura –de precisión encomiable en sus más diversas funciones- que aun en los momentos en que opera la más rotunda de las metáforas no se hace a un lado, supeditando el contenido a la forma. El lenguaje, que a menudo es el material mismo con que se construyen, lúdicos, los personajes, situaciones y escenarios, resulta paradójicamente asequible hasta en sus giros más originales.
Aventuras de Rosa de los Vientos y Juan Perico de los Palotes  podría parecer repetitivo por su apoyatura argumental en la levitación, pero convoco a la experiencia al escéptico, que constatará que no hay tautología en el recurso. Igual cosa ocurre con la utilización de la parábola, que realza constantemente el argumento y por lo tanto espolea el interés del lector -quien por momentos llegará a verse deslumbrado por algún personaje no precisamente principal. Es que nuestro autor rinde homenaje, sin cometer el menor emperifollo gratuito, a la tradición barroca, de la literatura cubana, a la cual pertenece por entero.
Levitación y parábola reaparecen, por cierto, en la composición de otros libros de Rosell: Vuela, Ertico, vuelaLa tremenda bruja de La Habana ViejaEl pájaro libro… como rasgos que acaso van conformando una marca de autor, dentro de los intervalos abiertos de una perenne búsqueda innovadora.
Una condición básica de la novela que nos ocupa, y que a mi modo de ver es algo realmente difícil de lograr sin renunciar a la verosimilitud, es la simbiosis de agudeza y candor que resulta patente en Rosa, en Perico y –en llamativa proporción- en otros personajes. Esto lo logra Rosell sin que apenas nos demos cuenta (¿se daba cuenta él al prohijarlos?); lo descubriremos solo después de dedicarnos, con toda maña, a desmontar sus criaturas. Este hecho, que en principio otorga relevancia ética al argumento, funcionará en un nivel subconsciente como propuesta –si nos atrevemos con la temida palabrita- didáctica.
La advertencia del frontispicio: “novela en ocho cuentos y medio” evidencia el propósito del autor de meterse con las convenciones literarias y así se pone de relieve mayor en la “Página en blanco” que cierra el sexto cuento-capítulo, y también en las intervenciones irónicas del narrador y en el carácter cíclico-abierto de la obra misma. Lo cierto es que si las 115 páginas que nos ocupan se dirigen primordialmente al público infantil, cualquier niño de 50 u 80 años podrá encantarse con ellas.

Versión original: Uno-más-uno. México D.F., 17 de enero 1998 y Revista Latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil nº 9. Bogotá, enero de 1999.



White Ravens’97/Spain/51382
Rosell, Joel Franz (text)
 Sesé, Daniel (illus.)
 Las aventuras de Rosa de los Vientos y Perico el de los Palotes. Novela en ocho cuentos y medio
 (The adventures of Rosa of the Winds and Perico with the Sticks. A novel in eight and a half stories)
 Barcelona: Arca, 1996. 115pp
 (Tren de cuerda; 21)
 ISBN 84-478-0382-1
 Kite - Fantasy journey - Foreign world -
 Social criticism
 The protagonists of this fairytale-like fantasy take leave of their home country, a tiny kingdom «as big as a fly-speck» with their self-made kite. In the course of their travels they encounter foreign societies, bizarre rulers and puffed-up scholars. In the end they return to their own country, which they had once saved from the expansionst efforts of their king.  This highly imaginative story by the Cubanauthor, Rosell, follows th tradition of the «voyage imaginaire» and provides much food for thought. As in «Gulliver’s travels» the countries visited are satirical reflections of the protagonists’ own world. By looking in from the outside, it is possible to criticize the authorities and the deficiencies of human society. (9+)

Los protagonistas de esta fantasía al estilo de los cuentos de hadas dejan su país natal, un diminuto reino “grande como una caquita de mosca”, valiéndose de un papalote construido por ellos mismos. En el transcurso de sus viajes encuentran sociedades extrañas, mandatarios extravagantes y sabios autosatisfechos. Al final vuelven a su país, al cual han salvado de los esfuerzos expansionistas de su rey.
Este muy imaginativo relato del cubano Rosell continúa la tradición de los “voyages imaginaires” y aporta mucho nutriente al pensamiento. Como en Los viajes de Gulliver, los países visitados son reflexiones satíricas del propio mundo de los protagonistas. Desde una perspectiva exterior es posible distinguir la crítica a los poderosos y a la sociedad humana en su conjunto. (a partir de 9 años)

Catálogo de la selección The White Ravens  1997 (mejores libros infantiles publicados en el mundo). Biblioteca Internacional de la Juventud. Munich.


 Las aventuras de Rosa de los Vientos y Perico de los Palotes

El Arca. Barcelona, 1996
Ilustraciones de Daniel Sesé.

Joel Franz Rosell es un escritor cubano que a fuerza de viajar y vivir en diferentes países ha adquirido también la nacionalidad de ciudadano del ancho mundo. Aunque, a los efectos que más pueden interesar al lector, su verdadera patria es aquella de la fantasía. Tal vez porque en su infancia nunca consiguió elevar una cometa, se propuso construir una inmensa en su imaginación que, hazaña memorable, ha hecho volar hasta llegar a nuestras manos en forma de libro. A lo largo de ocho cuentos y medio narra las aventuras de los dos personajes nombrados en el título, habitantes del País Reino Pueblo (“tan pequeño que se veía en los mapas como una caquita de mosca”). Para solucionar el problema de escasez de vivienda que les impide casarse, Rosa y Perico resuelven construir una casa de cañas y papel de China que se sostiene a lomos del viento sobre una gran cometa. Las consiguientes aventuras, en las que se producen dislocaciones del espacio y el tiempo, se sucederán a bordo de tan singular vehículo-hogar.
Rosell asume en este libro unos planteamientos arriesgados, ajeno a las fáciles concesiones tan presentes en cierta literatura para niños. El juego de lenguaje, y por tanto el humor, recorre todo el curso de los acontecimientos, de los que cabe una lectura en clave de parábola y crítica de nuestra sociedad. El ilustrador, en una estética cercana al cubismo, acepta el reto presentado por el texto y lo interpreta de un modo inusual y renovador. Como se señala en la contraportada, a partir de ocho años y adultos.

Equipo Peonza
El diario montañés. Cantabria, 20 de diciembre 1996  

CRONICA DEL TALLER DEL DISCUTIDOR
FERIA DEL LIBRO INFANTIL DE BUENOS AIRES
( …)
Tenía el propósito —cumplido— de contar como escribe Joel Franz y como ilustra Roldán. No sabemos a cuál de los dos le correspondería el rol de sapo y a cuál el de culebra, pero todo fuerza a creer que, dado que la técnica de ilustración utilizada por el novísimo y talentoso Julián es la tinta china sobre tempera lavadas, el rol de culebra le corresponda al ya casi veterano Rosell, quien ha cambiado de piel muchas veces en su carrera como escritor de ficciones y reflexiones.
Previsiblemente, el profesional de la palabra se posesionó del micrófono y contó como comenzó a escribir a los trece años (enseñó un manuscrito de la época, escrito con lápiz en un cuaderno de colegio, pero con una presentación que demuestra que el mocito ya entonces quería editar). Luego habló de sus libros impresos: el best-seller cubano El secreto del colmillo colgante, las fabu-leyendas ecológicas de De los primeros lejanos tiempos la lechuza me contó y, sobre todo, de sus libros actuales: Los cuentos del mago y el mago del cuento, Las aventuras de Rosa de los Vientos y Juan de los Palotes, La bruja de La Habana Vieja y Vuela, Ertico, vuela.
 Pese a que le gustaba el micrófono, Rosell no olvidó que él mismo había propuesto compartir el taller con Roldán, así que fue intercalando su relato con el trabajo de Roldán, que había traído bocetos, originales y alguno de los libros que ha ilustrado (Damas y Caballeros, en Grupo Editorial Norma y Pisa Pisuela, color de ciruela, en Lugar Editorial) y enseguida descubrió al fascinado público su secreto para lograr, con tinta, témpera y agua, imágenes que tienen la poesía rústica del grabado.
Es que mientras Joel Franz hablaba, Julián había dibujado una Rosa de los Vientos con su cabellera desplegada... al viento; la había embadurnado de témpera blanca y, una vez seca, la cubrió parcialmente de tinta china. Los chicos vieron con cierto desencanto como la linda muchacha desaparecía bajo una horrible mancha negra, pero a continuación y con la ayuda de uno de los niños, todos asistieron a la reaparición, bajo un chorrito de agua clara, de la bella.
Si Julián dibujó, Rosell no solo habló de sus libros, sino que contó unos lindos trozos.
El público no quiso ser menos, pero tampoco más y se limitó a unas preguntas que el sapo y la culebra respondieron lo mejor posible, invitando a los asistentes a continuar descubriendo su trabajo en sus resultados impresos... que para algo todo esto ocurrió en una Feria del Libro.

IMAGINARIA N° 31 - Buenos Aires, 9 de agosto de 2000

                        






















ESCRITOR CUBANO TRADUCIDO EN FRANCIA 


Comunicamos a nuestros distinguidísimos lectores y a nuestra bellas damas que la editorial parisina Hachette publicó en noviembre pasado, en su coleccion Livre Poche Jeunesse, la novela del escritor cubano Joel Franz Rosell "Les aventuriers du cerf-volant", con ilustraciones de Gabriel Lefebre y traduccion de Mireille Meissel.  Dicha traducción es la versión francesa de "Las aventuras de Rosa de los Vientos y Perico el de los Palotes (Grupo Grijalbo Mondadori, Barcelona, 1996).
Hasta ahora en Francia sólo habían sido traducidos dos libros originalmente escritos para niños por autores cubanos: ambos de Hilda Perera (a los que podría añadirse "La balada de los dos abuelos", de Nicolas Guillén, publicada con ilustraciones de Eduardo Muñoz Bachs que la ponen al alcance de los niños franceses).
Antes de su traducción, este libro había sido incluído en su selección anual de los mejores libros infantiles publicados en el mundo por la Biblioteca Internacional de la Juventud en Munich y actualmente está en curso la sesión de sus derechos al italiano y el portugués. Incluso en Cuba, donde Ediciones Capiro de Santa Clara realizó una modesta edición, también en 1996, la novela fue distinguida con el premio La Rosa Blanca que recompensa los mejores libros de autor cubano publicado dentro o fuera de la isla. 
            http://www.habanaelegante.com/Spring99/Ecos.htm

             


Les comentamos

AVENTURAS DE ROSA DE LOS VIENTOS Y JUAN PERICO DE LOS PALOTES
Joel Franz Rosell - Alaguara - 115 pág.

El País Reino Pueblo es tan pequeño, que parece una mosca posada en el mapa del mundo. Los habitantes de ese minúsculo país intentan mudarse al cielo, pera a Rosa de los Vientos y Juan Perico de los Palotes no les basta con eso. Ellos son intrépidos aventureros y viajan a lugares tan sorprendentes como la Montaña Extraña, el imperio movedizo o la isla rectangular. En la casa-cometa de Rosa y Juan Perico queda lugar para más aventureros. ¡Animáte a volar con ellos!
Recomendado por la editorial para lectores a partir de los diez años. Las ilustraciones son del Xulian.

El país Reino Pueblo

Había una vez un país pequeño, pero tan pequeño que se veía en los mapas como una caquita de mosca. En todo el país no había más que un camino, que era la calle principal del único pueblo y que iba desde la frontera norte hasta la frontera sur. Tan pequeña era la distancia ambos puntos que los vigilaba un solo guardián, que también se ocupaba de regular el tránsito y tenía su garita en la única plaza.
El pequeño país tenía un rey, que al mismo tiempo era alcalde, director del colegio, cirujano jefe y presidente de la Sociedad de Amigos de la Música.
-¡Soy la persona más ocupada del mundo! -decía el rey, reventando de orgullo-. ¿Dónde se vio caso igual de Multioficio? ¡Ni tiempo para irme de caza tengo!
Irse de caza es la principal ocupación de la realeza, como todo el mundo sabe. Sin cacería y sin bailes de corte, no hay reino que se respete. (...) Cualquiera diría que en un país tan diminuto nunca pasa nada, que no tiene espacio para la aventura, que no da ni para medio cuento...
Sin embargo, el país Reino Pueblo pasará a las páginas de las historia porque fue allí donde nacieron Rosa y Juan Perico, nuestros héroes.


LA OPINIÓN. SUPLEMENTO LA PALABRA.
Rafaela, Argentina. Miércoles 2 de Febrero de 2005


La peripecia de la singular pareja formada por Rosa de los Vientos y Perico de los Palotes ya había sido esbozada en un relato de Los cuentos del mago y el mago del cuento. Estos personajes se veían obligados a idear la casa-cometa para casarse y conseguir un sitio donde vivir en el pequeño País Reino Pueblo; pero sus aventuras todavía no habían terminado… Cuando deciden abandonar su patria, debido a las presiones que reciben de su codicioso rey, llegan a la Montaña Torcida, que separa Pueblo de Arriba y Pueblo de Abajo, y como no logran poner de acuerdo a sus habitantes siguen volando. Nuevos destinos les esperan a la vuelta al País Reino Pueblo, engañados por el rey, que les pide ayuda para salvar la patria del enemigo; la llegada a una isla rectangular, donde reina la incomunicación y la resolución del misterio del Gran Imperio Ote…
En esta ocasión Joel Franz Rosell utiliza el recurso del viaje de los protagonistas para hilar las historias que componen el libro. Se trata de un recorrido de ida y vuelta en el que lo extraordinario se combina a veces con una crítica de la realidad.

Nieves Martín Rogero
Catálogo de literatura iberoamericana infantil y juvenil
Papeles de Acción Educativa. España, 1999




Primer cuento
El de Rosa 

El padre de Rosa era marinero. Era el marinero del País Reino Pueblo.
Los lunes, los miércoles y los viernes por la noche salía a pescar, y por eso los martes, jueves y sábados, en el minimercado de la placita del pueblo, se oía a su mujer pregonar:
–¡Vayaaa, sardinas finas!... ¡Besugo jugoso!... ¡Cangrejo fresco!... ¡Pulpos pulposos...!
Los otros días, quien se antojaba de comer pescado tenía que sacar los peces de colores del acuario o abrir una lata de pez piñata en nata o destapar un frasco de pez petardo, o conformarse hincándole el diente a un pez chimenea ahumado.
Los martes y los jueves, el padre de Rosa hacía de marino mercante y transportaba al País Reino Pueblo todo lo que no podía producirse en su escaso territorio: carpas de circo, luces de San Telmo, ollas de grillos, nieve deshidratada empaquetada al vacío y otros productos no menos esenciales que la madre de Rosa se encargaba de vender en el mercado.
Los sábados, el marinero adornaba su barco con guirnaldas y farolillos y organizaba excursiones. Su mujer cobraba la entrada: media moneda por ir a las Islas de Sotavento, que eran cuatro arrecifes cubiertos de algas, y otra media moneda por ir a las Islas de Barlovento, que eran cuatro arrecifes rodeados de coral. Para no tener que andar partiendo monedas, la gente hacía la visita completa (menos el tacaño del pueblo, que prefería aburrirse sentado en una isla mientras los demás seguían el viaje hasta la otra).
Una vez en su vida el padre de Rosa había sido marino de guerra, pero le gustó tan poco que... mejor no hablamos de eso.
Los domingos, el marinero descansaba y el barco tomaba el sol. La mujer del marinero reposaba y la plaza del minimercado, que era la única del País Reino Pueblo, se convertía en plaza de paseantes emperifollados.
Fue uno de esos domingos apacibles cuando la futura madre de Rosa sintió la primera patadita que la futura Rosa le dio en el vientre.
–¡Viejo! –gritó–. Dentro de siete meses, ocho semanas, nueve días, diez horas, once minutos y doce segundos va a nacer nuestra hija.
El futuro padre dio tal brinco de alegría que salió por la ventana y fue a caer en la piscina del palacio real. La piscina era pequeña, el agua salió despedida en todas direcciones y mojó a la reina, que acababa de estrenar un vestido.
Al padre de Rosa no lo metieron en la cárcel porque era el único marinero que había y Su Majestad detestaba el pez piñata en nata, el pez petardo con salsa de cardos y el pez chimenea de cualquier manera. Pero la reina armó tal escándalo que tuvieron que prometerle que la niña llevaría su nombre al nacer.
–Bueno –se dijo la futura madre–. Después de todo, Rosa es un bonito nombre.
En el País Reino Pueblo el 66% de las niñas se llamaban Rosa (había una por cada rabieta de la reina), pero eso no provocaba confusiones porque era costumbre ponerle apodo a cada recién nacido.
El tal apodo no se podía escoger a tontas y locas (que ya había por eso una Rosa la Tonta y una Mari Loca). Era un asunto muy serio, del cual debían ocuparse los padrinos.
Y este era, precisamente, el gran problema del futuro padre de la Rosa de nuestro cuento. ¿Cuál de sus compadres sería honrado con el privilegio de darle sobrenombre a su hija?
Hay un detalle que todavía no he mencionado y que el lector atento no habrá pasado por alto: siendo tan pequeño el País Reino Pueblo, ¿cómo podía tener mar?
El asunto es complicado. Hagamos un poco de historia.
En otros tiempos, el País Reino Pueblo se llamaba País Reino y era grande. Tanto que no parecía una caquita de mosca en el mapa del mundo; parecía, por lo menos, grande como dos caquitas de mosca.
En esa época feliz, el País Reino llegaba hasta el mar. Pero después de la "Heroica Guerra de Extensión Soberana", emprendida por el rey Torcuato Cuarto el Terco, el imperio vecino se quedó con la zona costera del reino. Solo le dejó los ocho arrecifes de que hablamos antes y el derecho a salir al mar por Río Poquito: el mismo que de lunes a sábado debía recorrer el padre de Rosa en su barquito.
El Río Poquito era verdaderamente poco caudaloso. Si no fuera por su compadre Viento Norte, que soplaba la vela por las mañanas, y por el compadre Viento Sur, que la soplaba por las tardes, el marinero del País Reino Pueblo no podría navegar sin usar remos (que hubieran podido rozar las orillas del río) o pértiga (que hubiera tocado el fondo del río), lo que habría causado un nuevo conflicto con el siempre belicoso, ambicioso y poderoso Gran Imperio Ote, dueño de las orillas y el fondo de Río Poquito.
De modo que el padre de Rosa, que les estaba muy agradecido a sus compadres, tendría que contar con ellos para completar el nombre de su hija.
–¡Es que te ahogas en un poquito de agua! –exclamó su mujer, ya barrigona–. Le pondremos como apodo el nombre de los dos vientos.
–¡Es que no son dos! –replicó el marido marino–. ¿Acaso puedo olvidarme de Viento del Este que me lleva mar adentro cuando voy a pescar, o de Viento Oeste que me trae de vuelta cuando la cala está llena? ¿Y qué me dices de Viento Nordeste? Sin él no puedo ir a recoger mercancías a Puerto Repleto, y tampoco llegaría a Bahía Vacía con las exportaciones del reino si no fuera por la ayuda del compadre Viento Sudoeste. ¡Y eso sin hablar de Viento Sur–sureste que una vez...!
–¡Basta, hombre, basta! –clamó la futura madre, sintiendo una patada impaciente en el vientre–. ¡La llamaremos Rosa de los Vientos y todo el mundo contento!

Así fue: la llamaron Rosa de los Vientos y todos los padrinos vinieron al bautizo. Comieron dulces e hicieron bromas, bebieron ponche y cantaron viejas canciones. Pero como el alcohol se les subió a las ligeras cabezas, los vientos se pusieron a bailar y formaron tal ventolera que el País Reino Pueblo estuvo a punto de desaparecer definitivamente del mapa.

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