Mostrando entradas con la etiqueta JOSE MARTI. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta JOSE MARTI. Mostrar todas las entradas

16/8/22

Martí, cronista de la Exposición Universal de París 1889

Los pabellones latinoamericanos de la Exposición Universal de París (1889) en la revista LA EDAD DE ORO, de José Martí 



página de títulos del número 3 de La Edad de Oro
Nueva York, septiembre de 1889
(imagen tomada de la edición facsimilar coeditada por el Centro de Estudios Martíanos y la Editorial Letras Cubanas.
La Habanam 1989)

De los artículos redactados por el escritor, poeta, periodista y político cubano José Martí (1853-1895) para su única obra explícitamente dedicada a la infancia, La Edad de Oro (inicialmente una revista, sus únicos cuatro números aparecieron en Nueva York de julio a octubre de 1889), sobresale por su importancia “La exposición de París”. Se trata en rigor de un reportaje… salvo que Martí no visitó la exposición universal organizada con mucha pompa por la República Francesa a fin de celebrar su primer centenario (de hecho, solo estuvo en Francia en dos breves ocasiones: a fines de 1874 y en diciembre de 1879).


sumario del número 3 de La Edad de Oro
reproducido en la edición facsimilar coeditada por el Centro de Estudios Martíanos y la Editorial Letras Cubanas en ocasión del centenario de la famosa revista martiana.


Fue para la Exposición Universal de 1889 que se levantó la torre Eiffel, que asombraría al mundo con su prodigiosa estructura de hierro, de 300 metros de altura, a orillas del Sena. A su alrededor, a sus pies podríamos decir, se construyeron los diversos sitios de la exposición: la inmensa Galería de las Máquinas, que rivalizó en popularidad con la misma torre, el Palacio de las Industrias, y el de las Bellas Artes y de las Artes Liberales; una reproducción de la Bastilla (cuyo asalto un siglo atrás había dado inicio a la Revolución Francesa), la Exposición Colonial y su tristemente célebre Zoológico humano (en que súbditos del imperio colonial francés representaban su propio papel para diversión e instrucción de los franceses). También merecen destaque la Historia de la Habitación Humana que, por cierto, ya había aportado –en texto e imágenes– el material para otro artículo memorable: “Historia del hombre contada por sus casas”).

vista general de la Exposición Universal de París 1889

Todas las construcciones e instalaciones tenían carácter temporal, y si la Galería de las Máquinas resistió hasta 1909, a la torre Eiffel solo la salvó su utilización como antena de radio durante la primera guerra mundial. De los pabellones nacionales, alguno que otro fue trasladado a diversos lugares de Francia e incluso al extranjero. Es el caso fabuloso pabellón argentino que, tras una accidentada negociación viajó a Buenos Aires y se convirtió en Museo de Bellas Artes hasta que una infausta decisión urbanística acabó con él en 1933. Más suerte tuvo el pabellón de Chile, que fue inicialmente trasladado a Viña del Mar y actualmente es sede del Museo Arquetín, en Santiago.  


pabellón de Chile

Llama la atención que de los 42 países que aceptaron la invitación oficial (muchos reinos de Europa se negaron a asistir –oficialmente al menos- a un evento que celebraba el centenario de la sangrienta caída de la monarquía francesa), 15 fueran latinoamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

Cada país era libre del contenido y forma de su presencia en la exposición, pero desgraciadamente nuestras jóvenes repúblicas no expusieron otra cosa que productos agrícolas y materias primas, descuidando toda presencia de las artes e incluso de la artesanía. Siguiendo una lógica parecida, los pabellones fueron diseñados por arquitectos franceses que raramente tuvieron en cuenta las tradiciones arquitectónicas de los diferentes países. Solo los pabellones de México y Ecuador rindieron homenaje a su ilustre pasado precolombino.

vista frontal del pabellón mexicano donde se reconocen líneas de la arquitectura azteca

pabellón de Ecuador inspirado en un templo inca


El imponente pabellón mexicano fue muy celebrado, tanto como el del entonces Imperio de Brasil; pero no tanto como el de la República Argentina que llegó a ser considerado como una de las maravillas de la exposición (y como tal aparece en la postal promocional que reproduje al comienzo de este artículo.

el fastuoso pabellón de Argentina todo en hierro y cristal

pabellón del Imperio del Brasil


En su artículo “La exposición de París” (incluido en el tercer número de La Edad de Oro; en septiembre de 1889, cuando aún el evento recibía público) Martí incluyó imágenes de los pabellones latinoamericanos. Eran grabados de segunda mano, de escasa calidad y por eso me he esforzado por ilustrar estas notas con imágenes más claras halladas en internet. 

el colorido pabellón de Bolivia

pabellón de Costa Rica

pabellón de la república de El Salvador en una postal de época

el pabellón de Guatemala con unos aires germánicos que serían corregidos por un pabellón de aires más centroamericanos en la exposición de 1900

pabellón de Paraguay

pabellón de la República Dominicana 

pabellón del Uruguay

el pabellón venezolano logra incorporar rasgos del barroco latinoamericano

Si Martí se excusó ante sus lectores por no haber encontrado un grabado del pabellón de Ecuador, nada dijo de la ausencia del pabellón de Honduras… que tampoco yo he logrado encontrar en los bancos de imágenes de internet (un amigo me informa que Honduras y Haití solo presentaron algunos de sus productos en unos sencillos kioscos (más bien vitrinas de tienda). Si bien ignoro lo que llevó a Honduras a esa decisión, en el caso de Haití ya sabía que la confusa situación política impidió la participación de la primera república latinoamericana en la Exposición Universal. El pabellón haitiano fue vendido a Hawái y, tras la clausura del evento, fue remontado en La Garenne-Colombes, no lejos de París, y aún es posible ver el nombre de Haití en uno de los paneles de cerámica que cubren sus fachadas.   

 

pabellón de Hawai, inicialmente concebido para la república de Haití
tal como se lo puede ver actualmente no lejos de París.

La tercera novela detectivesca juvenil cubana cumple 40 años

https://elpajarolibro.blogspot.com/2017/01/la-novela-detectivesca-juvenile-siempre.html EL SECRETO DEL COLMILLO COLGANTE La tercera novela d...