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segunda edición del Fondo de Cultura Económica. México, 2014 (la tercera debe salir a fines de 2017) |
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segunda edición frances: Editions Orphie. Saint-Denis de La Réunion, 2017 con ilustraciones del autor |
Van siete versiones en cinco países y tres lenguas |
En 2016, recibió el Premio La Rosa Blanca con que la Unión de Escritores de Cuba distingue los mejores libros infantiles y juveniles publicados por autores cubanos en un año dado.
La leyenda de Taita Osongo es una novela para adolescentes que recrea el inicuo mundo de la esclavitud y la trata negrera organizadas por las potencias coloniales europeas a fin de disponer de la mano de obra barata indispensable a la explotación de sus colonias en América; en particular en aquellas zonas (en general la cuenca del mar Caribe) donde la población precolombina resultaba insuficiente para desarrollar la economía de plantaciones.
No se trata de una novela histórica o con pretensiones didácticas, todo lo contrario: es una novela de estilo poético en la que magia, amor y aventura se combinan para conseguir una historia intensa, con personajes que puedan seducir al joven lector. Esto no quiere decir que yo me aparte de un tratamiento riguroso de la problemática; de una manera no del todo consciente, lo que me propuse fue revivir el difícil proceso de mestizaje que dio origen al pueblo cubano y a mi propia familia.
La trama parte del enfrentamiento entre Taita Osongo, rey-mago de un país imaginario de Africa, y el astuto e inmisericorde traficante Severo Blanco. Junto con numerosos hombres y mujeres de su pueblo, Taita Osongo se ve trasladado al ingenio azucarero que se compra su enemigo, enriquecido por el tráfico negrero. La lucha entre los dos hombres es el centro de una historia que alcanza su máxima tensión cuando la hija de Don Severo y el nieto del taita, que ha sido desterrado al monte, deciden unir sus destinos pese a la oposición de la sociedad esclavista.
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ilustración para la versión francesa de 2017 |
Esta es la primera vez que “… Taita Osongo” tiene una difusión a la altura de mis expectativas. A causa de una promoción ineficaz o de una demanda insuficiente por no ser uno de los temas de moda, o porque en los países de América Latina que no tuvieron mucha esclavitud africana pueden creer que mi libro no les es útil; aunque también puede ocurrir paradójicamente lo contrario: que los países que sí pasaron por el horrendo sistema esclavista se resistan a recordarlo. Tal desinterés hasta sería comprensible si mi libro no tuviera la necesaria autonomía literaria. Pero lo cierto es que mi historia puede funcionar como una leyenda o relato un tanto mítico con cualquier otra temática de fondo.
Mi experiencia con lectores de países muy diversos, me ha permitido comprobar que funciona como una “simple” historia de amor en tiempos de cólera. La injusticia: sea económica, política, religiosa, étnica o generacional existe siempre e incendia cualquier corazón adolescente. Estoy persuadido de que lo mismo un japonés que un noruego, un panameño que un egipcio pueden entender y disfrutar mi historia.
La primera versión en castellano: Fondo de Cultura Económica. México, 2006. Ilustraciones: Ajubel |
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La primera versión fue la francesa: editorial Ibis Rouge (Matoury, Guayana Francesa, 2004. Ilustraciones de Alex Godard) |
La leyenda de Taita Osongo apareció primer en su versión francesa de 2004. Pero lo cierto es que escribí ese libro en Cuba, en 1983 y gané con él el Premio Heredia, que otorgaba por entonces la Unión de Escritores y Artistas en Santiago de Cuba (donde yo vivía entonces). Aunque me propusieron su publicación en la Editorial Oriente, desistí de hacerlo pues sentía que algo faltaba en esa primera versión (titulada "El amo y el mago o La leyenda del algarrobo y la orquídea"). Tardé 18 años en comprender que el problema estaba en la falta de solidez del antagonista, Severo Blanco. Una vez resuelto el problema y reelaborados los primeros capítulos, presenté el libro a mis editores franceses y españoles. Finalmente, fue en Francia y luego en México que se estrenó la obra.
En Cuba, donde no se comercializan libros extranjeros y por tanto fue durante varios años el único país de América Latina donde resulta imposible conseguir la edición mexicana, La leyenda de Taita Osongo. Tras una edición casi simbólica de 800 ejemplares, realizada por una pequeña editorial provincial (Ediciones Capiro, Santa Clara, 2010), Ediciones Matanzas realizó otra de mayor calidad y difusión. Hora era en un país que se fraguó en el ardiente crisol de la esclavitud, pero cuenta raras las novelas sobre la esclavitud, la trata negrera y el racismo.
VALORACIONES CRITICAS![]() |
la versión original de este libro, titulada "La leyenda del algarrobo y la orquídea" obtuvo el premio JOSE MARIA HEREDIA de la Unión de Escritores de Cuba en 1984 |
Temas adultos para lectores jóvenes
Aunque habla de aspectos como la esclavitud y el racismo, La leyenda de taita Osongo se lee como una novela de aventuras, capaz de interesar a públicos muy diversos
Tapa de la segunda edición cubana:
Ediciones Matanzas, 2014 (4 000 ejemplares)
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Realidad y fantasía en un marco históricoLos lectores de la Isla fueron los últimos en tener acceso a La leyenda de taita Osongo, novela corta del cienfueguero Joel Franz Rosell (1945). Apareció primero en francés (2004), luego en México (2006) y posteriormente en Brasil, traducida al portugués (2007). En Cuba salió bajo el sello de Capiro (2009) y después, de Ediciones Matanzas (2014). La segunda recibió en 2016 uno de los premios La Edad de Oro, dedicados a reconocer las mejores obras de la literatura para niños y adolescentes. Unos años antes, el Banco del Libro, una prestigiosa institución venezolana orientada a experimentar, innovar y divulgar acciones para la formación de lectores, escogió el de Franz Rosell como uno de los mejores libros para jóvenes editados en Latinoamérica en 2009.
De acuerdo al autor, La leyenda de taita Osongo es su libro más comprometido, y el más ambicioso literariamente hablando, junto con Aventuras de Rosa de los Vientos y Perico de los Palotes. El compromiso al cual alude tiene que ver con su condición de mestizo, algo que en Cuba tuvo su origen en la introducción de esclavos africanos durante el período colonial. Eso explica que Franz Rosell dedique su libro “a los ancestros perdidos en el tiempo”. Y precisamente aquel vergonzoso y triste episodio sirve de marco histórico a su relato, que se sustenta en una mezcla de realidad y ficción.
El núcleo central del relato lo constituye la lucha entre Taita Osongo y Severo Blanco. El primero es uno de los reyes brujos de Sóngoro Cosongo, “país privilegiado del África, donde las gentes sabían amar la vida, gozar el trabajo y honrar a la naturaleza, y eran todos buenos, fuertes y sabios”. El segundo, un hombre que “nunca se reía y tenía una mirada dura y fría, gris como el acero de un cuchillo bien afilado”. Su sueño era ser rico y lo materializó mediante el siniestro negocio de la trata de esclavos. Se convirtió así en un poderoso y rico hacendado, dueño del mayor central azucarero, de los cañaverales más extensos, de los mejores esclavos.
Franz Rosell demuestra que la literatura para niños y adolescentes no tiene por qué esquivar asuntos que, de entrada, resultan especialmente dolorosos. Pero las intenciones que lo animaron no fueron las de escribir una novela histórica, ni tampoco una obra didáctica. Él mismo lo ha aclarado, al expresar: “Me parece importante insistir en que La leyenda de taita Osongo toca las problemáticas de la esclavitud y el racismo sin las intenciones pedagógicas y morales que suelen lastrar tanto libro sobre este y otros temas importantes. Yo creo que cuanto más importante y serio es el tema que se aborda en un libro, más cuidada ha de ser su forma y más atractiva su trama; no es porque el asunto es grave que debe necesariamente ser abordado con solemnidad y por la única vía del realismo”.
En La leyenda de taita Osongo, también se cuenta la historia del amor imposible entre Alma, la hija de Severo Blanco, y Leonel, un joven esclavo. Juntos comenzaron a gatear, a balbucear las primeras palabras, a corretear por la galería de la casona. Leonel era el único niño con quien la hijita del amo podía encontrarse todos los días. Crecieron. Ella se convirtió en la joven más bella y rica de la comarca y él, en el calesero más gallardo y habilidoso. Cuando se dieron cuenta de que se amaban y tomaron la decisión de huir, contaron con la ayuda de Taita Osongo. Este conocía el lenguaje de los animales y tenía tratos singulares con las plantas, de manera que unos y otras obedecían de buen grado sus deseos.
La decisión de Franz Rosell de no hipotecar su libro a la historia ni a los fines formativos demuestra que fue una opción inteligente. Lo digo porque le ha dado autonomía literaria y un alcance que excede los límites insulares. No es un documento sobre el tráfico de esclavos africanos en América, sino una narración que habla del racismo, la injusticia y la explotación de unos seres humanos por otros. Eso además permite que sea leída como una novela de aventuras, capaz de interesar a públicos muy diversos. Otro acierto a destacar a su autor es el no haberla sobrecargado de ingredientes etnográficos y folclóricos, un defecto que lastra a algunos textos de temática afrocubana y los hace poco comprensibles para quienes no están familiarizados con ella.
De las líneas anteriores puede deducirse que La leyenda de taita Osongo es un libro cuya lectura resulta muy disfrutable. Cumple además el requisito básico de toda obra literaria que de veras lo sea, que es el de estar bien escrito. Quiero decir, con una prosa que en sus mejores páginas destila claridad y belleza: “Antes de que la noche perfumada y fresca se posara, ya los viajeros estaban alojados en la cabaña redonda que tenía la aldea en su centro para albergar huéspedes. Los navegantes pudieron lavar los males de sus cuerpos en el agua milagrosa de unos cocos de cáscara azulada, saciaron su hambre y sed, antiguas y dolorosas como llagas, con las carnes de aves y peces de leyenda, con legumbres delicadas como frutas, y frutas perfumadas como flores. Y pudieron al fin dormir plácidamente, en hamacas que tejían, con el algodón etéreo de las ceibas, muchachas embelesadas por su primer beso de amor”.
La leyenda de taita Osongo es, en suma, un libro que narra una historia atractiva en la cual se habla de asuntos serios.
Realidad y fantasía en un marco histórico http://revistababar.com/wp/la-leyenda-de-taita-osongo/
primera versión cubana: Ediciones Capiro. Santa Clara, 2010. Ilustraciones del autor |
En su selección de los 100 mejores libros de 2009, el Banco del Libro, reputado centro de documentación y promoción del libro y la lectura en América Latina, ha incluido La leyenda de taita Osongo de Joel Franz Rosell. Residente en París, el autor cubano estrenó este libro en francés. Dos años después la publicó en castellano el Fondo de Cultura Económica y al año siguiente fue traducida en Brasil.
Rosell combina una vez más
realidad y fantasía, pero esta vez con un marco histórico preciso: el de la
esclavitud de africanos en las plantacionea americanas. No nos cuenta la
Historia, sino una historia: la del imposible amor entre Leonel, un joven
esclavo, y Alma, la hija del temible traficante de esclavos Severo Blanco. Pero
también, como lo indica el título, es la historia del abuelo del muchacho:
taita Osongo, antiguo rey africano y esclavo cimarrón, quien utiliza la magia
para luchar por la libertad de los suyos.
No sé si hay muchas novelas
juveniles sobre la esclavitud en América. Esclavos hubo en las colonias
españolas, inglesas, francesas y holandesas, y también en naciones
independientes como Estados Unidos y Brasil (por solo hablar del hemisferio
occidental). Pero entre las que he leído, nunca lo literario supera tanto la
intención de informar o denunciar el destierro y explotación de millones de
africanos durante los siglos XVII, XVIII y XIX.
Contrariamente a lo que puede
hacer pensar el término “leyenda” incluido en el título, la trama no se basa en
tradición africana o cubana alguna. Es un relato original que se inscribe en la
moderna literatura cubana. El autor ha declarado haber reinventado la historia
de su propia familia, que incluye ancestros africanos, españoles y aborígenes,
y haber aprovechado su estado de ánimo durante una experiencia amorosa
contrariada (no revela las circuntancias precisas, pero ¿acaso es importante
cuando de analizar un libro se trata?).
Al margen de las fuentes
históricas, familiares y personales, Rosell dice haberse alimentado en fuentes
literarias cubanas, de Europa Occidental y hasta de Rusia. Entre los maestros
cubanos a quienes rinde visiblemente homenaje están Nicolás Guillén, cuyo
segundo libro de versos afrocubanos, Sóngoro Cosongo, da nombre al
país imaginario del cual es rey Taita Osongo, y Lino Novás Calvo, cuya novela Pedro
Blanco el negrero le inspiró el nombre de su anti-héroe: Severo Blanco.
Solo un buen conocedor de la literatura cubana, entre los cuales no me cuento,
detectaría otra referencia: Rosell declara haber citado casi textualmente una
situación de uno de los cuentos de su compatriota Onelio Jorge Cardoso.
En lo formal, la novela también
mezcla esencias diversas: algunas proceden de la leyenda, género de nuestra
tradición greco-latina, pero para la estructura declara el autor haber
recurrido a un cuento tradicional ruso: la fuga de Alma y Leonel está dividida
en pequeños episodios en que aparecen y desaparecen los sirvientes mágicos de
Taita Osongo. Si Rosell hubiera leído atentamente a Propp hubiera encontrado
allí la descripción de modelos como el que ha utilizado en esa parte de su
relato.
La leyenda de taita Osongo no es una novela histórica y mucho menos
un relato servilmente puesto al servicio de los “valores transversales”. Es una
corta e intensa novela de aventura, magia y amor que explota hábilmente la
experiencia estética que ofrece a sus lectores, para facilitarles una
apropiación afectiva de problemas como el racismo, la emigración africana, la
pobreza del tercer mundo o las esclavitudes modernas. Todos esos temas, unos
más contemporáneos que otros, están interrelacionados.
Después de vivir las 70 jugosas páginas de esta novela, nuestros jóvenes no podrán mirar nuevamente las múltiples formas de la injusticia como una cosa remota o exótica.
(Ele García Nemo)
http://donnadienemo.blogspot.fr/2011/11/la-leyenda-de-taita-osongo-joel-franz.html
http://donnadienemo.blogspot.fr/2011/11/la-leyenda-de-taita-osongo-joel-franz.html
En la sala Alejo Carpentier de la Feria del Libro se presentaron las novedades para chicos de la Editorial Matanwas |
La especialista cubana Denis Ocampo me dice de La leyenda de Taita Osongo:
"Me encantó. Me sorprendió mucho el ritmo y, como marco para eso, el hecho de que cada parte tiene un ¿estilo? dentro de la LIJ, que le da mucha diversidad y a la vez queda muy coherente. Quedó muy logrado el paso por la novela de aventuras de lobos de mar, a la historia de amor, a la aventura de persecución. Me gustó muchísimo. Y una cosa rara, a pesar de que es un libro
delgado y se lee rápido, lo recuerdo como si fuera una novela larga, de esas en las que ocurren muchas cosas.
Estoy convencida de que, antes de la llegada del colonizador, los africanos respondían perfectamente a esta descripción: « los hombres sabían amar la vida, disfrutar del trabajo y honrar la naturaleza, y eran buenos, fuertes y sabios. (…) conocían el lenguaje de los animales y tenían relaciones particulares con las plantas, de manera que unos y otros obedecían de buen grado sus deseos ».
Me gusta pensar que hay todavía algunos iniciados que han conservado intactas esas facultades y puede ser que algunos Taita Osongo viven aún en los rincones más apartados de la Sierra Maestra y de la espesa selva del África”.
“Al relatar los combates emprendidos por Taita Osongo, por su hijo cimarrón y por su nieto Leonel, el autor pone de relieve, con elevada justeza, la lucha y resistencia de los esclavos contra la opresión. Para mí, es un excelente relato sobre la esclavitud. Al mismo tiempo, este libro es un hermoso cuento, lleno de magia y poesía, ideal para iniciar a los jóvenes, desde edad temprana, en esta importante temática.
Estoy convencida de que, antes de la llegada del colonizador, los africanos respondían perfectamente a esta descripción: « los hombres sabían amar la vida, disfrutar del trabajo y honrar la naturaleza, y eran buenos, fuertes y sabios. (…) conocían el lenguaje de los animales y tenían relaciones particulares con las plantas, de manera que unos y otros obedecían de buen grado sus deseos ».
Me gusta pensar que hay todavía algunos iniciados que han conservado intactas esas facultades y puede ser que algunos Taita Osongo viven aún en los rincones más apartados de la Sierra Maestra y de la espesa selva del África”.
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Traducción al portugués: |
Edições SM do Brasil. São Paulo, 2007. Traducción: Heitor Ferraz Mello. Ilustraciones:
Fernando Vilela.
Fragmentos de la “Guía de lectura para el profesor”
de Ediçoes SM do Brasil.
Elaborada por Igor Ojeda, periodista e
historiador
Temas:
Esclavitud; Grandes viajes marítimos;
Relato maravilloso; Diversidad cultural; Bien vs. Mal
El libro ofrece un relato, en forma de
leyenda, que aborda la época de las grandes navegaciones en el Caribe. En esa
época fermentaban sueños de hacer fortuna a todo precio, incluso enfrentando
océanos bravíos, enfermedades mortales y enloquecedoras jornadas entre cielo y
mar. La leyenda de Taita Osongo posibilita el trabajo sobre
cuestiones como la narración fantástica, el género épico y las herencias que la
esclavitud dejó en países de América.
Severo Blanco, marinero ambicioso y brutal,
es el protagonista, que siguiendo las predicciones de una gitana, decide jugar
con la suerte yendo hasta Sóngoro Cosongo, en la legendaria África, tierra
donde abundan los tesoros. Después de enfrentar dios y el diablo, finalmente
llega a su destino y resuelve traer los negros como esclavos para América. Uno
de ellos, Taita Osongo, poderoso hechicero, intenta luchar con el marino, pero
también acaba esclavizado.
A partir de ahí, ambos personajes tejen una
historia conjunta, llena de misterio y magia, que culmina con la pasión entre
la hija de Severo y el niego de Taita Osongo. Desafiando las leyes vigentes,
los jóvenes intentan vencer el prejuicio en nombre de su credo: el amor.
la aventura del negrero
“Nunca
conseguiré entender a los negros”. La frase abre La leyenda de Taita Osongo en la voz del protagonista-villano, el
marino Severo Blanco. El lector descubre de inmediato uno de los principales
temas de la historia que comienza: la incomprensión de la cultura y modos de
vida ajenos.
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una de mis ilustraciones para la primera edición cubana |
Severo Blanco, marinero ambicioso y brutal, es capaz de cualquier cosa para conseguir su único objetivo en la vida: enriquecerse a cualquier precio. Más aún desde que una gitana lee en su mano que será tan rico cuanto desea, sin arredrarse siquiera ante su propia desgracia.
De hecho, pronto las cartas del destino de
Severo estarán sobre la mesa. En un mísero bar del puerto de la Habana, se
encuentra con un viejo capitán ebrio que dice tener el mapa para llegar a
Sóngoro Cosongo, la tierra más llena de tesoros que nadie pueda imaginar. El
precio para conquistarlos es, sin embargo, la razón. Pero Severo está dispuesto
a pagar. Tras conseguir el mapa, Severo asesina al capitán y parte con su
tripulación hacia el África, en una expedición que podría ser tema de cualquier
clásico de la literatura épica.
Enfrentando las fuerzas naturales que parecen
desafiar el navío con mareas tempestuosas y huracanes, él llega finalmente a
Sóngoro Cosongo. El viaje narrado en La
leyenda de Taita Osongo recupera la emoción de las historias de piratas
recreadas a partir de figuras –reales o legendarias– como Barbinegra e el
capitán Kid, que cruzaron los mares del siglo XVII.
Un nuevo mundo se abre para Severo: los habitantes de Sóngoro Cosongo son felices, trabajan por placer, festejan la vida y respetan la naturaleza. Una concepción diferente del vivir, en la cual la alegría se revela en el entendimiento de los aspectos primarios de la realidad. La ambición, los bienes generados por el capital, nada de eso importa. La civilización con que Severo se enfrenta es anterior a la valorización mercantil. Sin embargo, en vez de seducirlo, tal modo de vida estimula su ambición: el marino decide armar una emboscada y llevarse a los negros de Sóngoro Cosongo para que sean esclavos en América, volviéndose así millonario.
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ilustración para la edición cubana de 2009 |
Un nuevo mundo se abre para Severo: los habitantes de Sóngoro Cosongo son felices, trabajan por placer, festejan la vida y respetan la naturaleza. Una concepción diferente del vivir, en la cual la alegría se revela en el entendimiento de los aspectos primarios de la realidad. La ambición, los bienes generados por el capital, nada de eso importa. La civilización con que Severo se enfrenta es anterior a la valorización mercantil. Sin embargo, en vez de seducirlo, tal modo de vida estimula su ambición: el marino decide armar una emboscada y llevarse a los negros de Sóngoro Cosongo para que sean esclavos en América, volviéndose así millonario.
Todo ocurre conforme a lo planeado, hasta que
Taita Osongo, uno de los hechiceros más poderosos de Sóngoro Cosongo resuelve
enfrentarse a Severo Blanco. Utilizando poderes sobrenaturales –como ordenar
que millares de gaviotas ataquen a los tripulantes, hacer crecer las algas del
mar para atrapar el navío y transformar afiladas hojas de espadas en hierro
oxidado–, el taita (palabra que significa “aquel que es arrojado y valiente”)
intenta salvar a sus compatriotas. La fuerza del capital, sin embargo, impera
sobre la fuerza de la magia y el hechicero es encadenado y llevado a Cuba.
Comienza, entonces, la segunda parte de la
narración. Severo Blanco no es más un marinero ambicioso, sino un hacendado
exitoso y respetado. El libro pone en escena el escenario común a Cuba, Brasil
y otras antiguas colonias españolas, donde la esclavitud y su legado son rasgo
común. Don Severo posee el mayor ingenio azucarero, los cañaverales más
extensos y los mejores esclavos. Pero no consigue tener descendencia: su mujer
pierde todos sus bebés. El ex marinero se considera víctima de una maldición y
el culpable solo puede ser Taita Osongo, a quien ha mantenido encadenado desde
su llegada de Sóngoro Cosongo. Decide liberarlo, alejando así sus brujerías.
Casi inmediatamente, su esposa queda embarazada y da a luz una niña: Alma.
La esposa de Don Severo muere en el parto y
Alma queda al cuidado de una esclava, convertida en su madre de leche. Ella
también ha tenido un hijo, Leonel, nacido al mismo tiempo que la hija del amo.
Los dos chicos crecen juntos y surge entre ellos la amistad y, finalmente, el
amor.
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ilustración para la edición cubana de 2009 no retomada en la versión francesa de 2017 |
La madre de Leonel se da cuenta de los
sufrimientos que amenazan a un esclavo que se enamora de su dueña. En tiempos
dominados por el prejuicio racial semejante amor está condenado al fracaso.
Decide revelar a su hijo que su verdadero padre fue asesinado por el padre de
Alma y que es nieto del odiado y temido Taita Osongo. El muchacho, impactado,
parece desistir de su afecto por la señorita del ingenio. Pero cuando Alma
descubre que será obligada a casarse con un rico desconocido, revela a Leonel
su angustia. Comprenden entonces que se aman y Leonel propone que huyan de la
hacienda de Severo Blanco.
La
leyenda de Taita Osongo mezcla aventura, suspenso y
elementos mágicos, constituyendo un relato fantástico. La construcción de la
trama se apoya en los pilares de la magia, los poderes sobrenaturales de los
personajes, la lucha del bien contra el mal, la superación de las dificultades
y la valorización del amor puro, romántico, como recompensa frente a todas las
crueldades.
Fantástico versus prejuicio
En la tercera parte del libro, cuando los
enamorados urden planes para huir del malvado Severo Blanco –cuya figura agrega
todos los tipos de villanía: ambición, violencia, prejuicios, intolerancia–, el
tono mágico del relato se acentúa. Es el momento en que el ex marinero y el
hechicero se reencuentran para ajustar cuentas con los dos enamorados como
espejo. Buscando la ayuda de Taita Osongo, Alma y Leonel ejecutan diversos
rituales para engañar a Don Severo: roban la caldera mágica del Taita, que está
en poder del amo del ingenio, encantan una muñeca de yuca, que dejan en la cama
de la muchacha, y abandonan la hacienda durante la madrugada.
Los amantes apelan a todas las fuerzas de la
naturaleza –un güije (duende afrocubano
de ríos y lagunas) los ayuda a zambullirse
en un río turbio, una serpiente los lleva en su lomo, un murciélago
amarillo se transforma en machete de oro–, para conseguir escapar; mientras Don
Severo rompe sus hechizos valiéndose de los anillos hechos con los eslabones de
la cadena que otrora mantuviera esclavizado a Taita Osongo.
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ilustración para la versión de la editorial Capiro Santa Clara, 2009 |
Al fin, los dos enemigos están frente a frente. Es la hora del enfrentamiento final, en el que las cuestiones esenciales que entretejen la historia de Severo y Osongo serán colocadas en el tablero. La lucha por el poder, el prejuicio, la intolerancia y la no aceptación de la diferencia refuerzan la importancia simbólica de la batalla. Es la guerra sin cuartel entre el colonizador y el esclavizado, representada por el amor, que llaman imposible, entre una mujer blanca y rica y un hombre negro y esclavo.
La solución no podría ser más fantástica y al
mismo tiempo lúcida: Leonel y Alma, que no consiguen vencer el prejuicio, pero
quieren vivir juntos, son transformados, respectivamente en un algarrobo –árbol
negro y poderoso– y una orquídea –flor blanca y delicada– prendida al tronco
del árbol. Al intentar destruirlos, Severo Blanco se pierde en un bosque de
algarrobos con orquídeas en el tronco, mientras Taita Osongo, como una neblina,
se desvanece en el paisaje de la montaña.
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El autor con un grupo de estudiantes de la Guayana Francesa (y su profesora) en Maripasoula, poblado de la selva amazónica fundado por descendientes de esclavos fugitivos (cimarrones) |
dialogando con los alumnos
El maestro puede
motiva a los alumnos con un análisis previo a la lectura. El título –La leyenda de Taita Osongo- ya aporta
varios elementos misteriosos ¿Quién es Taita Osongo? ¿Es ese enigmático
personaje representado en la tapa? ¿De dónde viene un nombre tan sonoro? ¿Es
mexicano, cubano o de otro país? ¿Y si fuera extranjero, qué puede significar?
El profesor puede pedir a los alumnos buscar la palabra “taita” en el
diccionario, y a partir de su significado (padre, persona de edad avanzada,
persona digna de respeto), preguntar si eso aporta alguna pista sobre la
posible trama de la historia. ¿Será Taita Osongo el protagonista? ¿Por qué?
Es interesante
reflexionar con los alumnos sobre el contexto presentado. ¿Qué fueron los
grandes viajes marítimos? ¿Cómo vivían los marineros de los siglos XVI al
XVIII? ¿Cómo fue esa época en que las grandes naciones europeas salían en busca
de nuevas tierras y riquezas? ¿Había respeto por la cultura de los pueblos que
encontraban? Aprovechando el capítulo “Profundizando en la temática”, el
profesor puede hablar sobre descubridores, colonizadores y piratas, y pedir a
los alumnos que investiguen sobre los “descubridores”, conquistadores y
colonizadores: Colón, Hernán Cortés, Pizarro… Y sobre las diferentes
colonizaciones: la de México, Perú y Centroamérica, donde se explotó
masivamente la mano de obra aborigen, la de las Antillas, el sur de Estados
Unidos o el Brasil, donde la escasez de población aborigen dio origen a la
importación de esclavos africanos para trabajar en minas y plantaciones.
Lo ideal sería
dividir la clase en grupos y encargar a cada uno un viaje diferente: hacia
América, las Indias, África, contando con la ayuda del profesor de historia
para mejor conducir la investigación. De acuerdo con la madurez de la clase se
puede proponer la lectura –segmentada y acompañada- de fragmentos de los
distintos relatos de la conquista y colonización, para que entren en contacto
con un modelo de texto épico.
También existe la
posibilidad de apoyarse en otras obras literarias, quizás incluidas en los
programas de estudio que abordan el tema de las colonizaciones, las aventuras
en América y África durante los siglos XVI al XVIII.

Vale también
destacar las características literarias del texto, evocando con los alumnos
otras leyendas de diversas procedencias (universales, nacionales, locales) y
comparándolas con La leyenda de Taita
Osongo. Al hacer esto los alumnos pueden estudiar si todas las narraciones
se construyen de la misma manera (contadas por un narrador omnisciente, con
elementos sobrenaturales, con pocos personajes), si guardan vestigios de
tradición oral o si hablan de asuntos que debía hacer parte de la vida
cotidiana de la población local en algún momento de su historia. Para datar la
actividad, el profesor puede hacer la siguiente pregunta: ¿las leyendas son
narraciones ancestrales o pueden surgir en nuestros días? ¿Alguien conoce una historia que ya pueda ser
considerada leyenda y sea reciente? En el México actual, los corridos son una
forma de leyenda y se nutren de hechos de actualidad, y algo similar ocurre en
otros países con formas musicales cuyas letras responden a una estructura
narrativa.
encuentro con alumnos de una escuela públiga de Taguatinga, Brasilia |
Al leer La leyenda de Taita Osongo, los jóvenes entran en contacto con un universo rico que rescata la época de los grandes viajes marítimos, la época colonial, los relatos maravillosos y, especialmente, la manera como las culturas se mezclan y dan lugar a nuevas culturas. La historia transcurre en Cuba, pero, en términos generales, las características son las mismas que encontramos en otros países de América: Brasil, las Antillas, el sur de Estados Unidos y en regiones de Venezuela, Ecuador, Colombia, América Central. El sistema esclavista intentó reprimir toda manifestación de la identidad cultural del esclavo –negro, aborigen u otro–, pero no lo consiguió. Incluso violentamente expatriados, los negros hicieron nacer su cultura en las tierras a donde fueron llevados. Este hecho es visible, para citar ejemplos contundentes, en la culinaria y la música. Una actividad final interesante tras la lectura de La leyenda de Taita Osongo, es emprender el rescate de los rasgos culturales negros que puedan existir en el país o en regiones del país de los lectores. Una actividad similar puede realizarse a partir de las minorías étnicas mexicanas, sometidas durante la colonia a una servidumbre próxima a la esclavización, y a una presión sobre su cultura semejante a la proscripción sufrida por la cultura del esclavo africano.
La leyenda de Taita Osongo es una narración de valor universal sobre la explotación de unos hombres por otros, por el racismo y la discriminación como instrumentos de explotación, pero también como veneno que destruye la vida y el amor. No hay porqué leer este libro como un documento sobre el tráfico y explotación de esclavos africanos en América. El autor lo insinúa desde el nombre del país imaginario de África, del que toma su nombre el protagonista: Sóngoro Cosongo es el título de uno del segundo libro de poesía afrocubana de Nicolás Guillén. Por un lado, el autor indica que su África es una creación ficcional, y por otro establece una filiación con la literatura cubana; algo que confirma al citar, casi textualmente una situación de otra página de las letras cubana: el cuento de Onelio Jorge Cardoso “La serpenta”, de su clásico infantil Caballito blanco.
mi primer encuentro con la versión cubana de 2015, en el Pabellón Cuba, la más popular de las subsedes de la Feria Internacional del Libro de La Habana |
durante la presentación de "La leyenda de Taita Osongo" en La Cabaña, sede de la FILH febrero 2015 |
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pequeña ilustración para el glosario de la edición francesa de 2017 |
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