AL FIN: LA VERDAD
SOBRE PAPA NOEL
Voy a revelarte
uno de los secretos mejor guardados de la Historia. Ya eres bastante grandecito
y no puedes continuar en el error: Papá Noel no existe... entre el 25 diciembre
por la madrugada y el primer segundo del 1 de enero!
Me explico: Papá
Noel no es eterno en el sentido estricto del término y tras la noche más larga
del año, todo el cansancio del mundo le cae encima. Es que en esa terrible
noche del 24 de diciembre, ha tenido que desdoblarse en veinticuatro mil versiones
de sí mismo a fin de llevar en su trineo, igualemente desdoblado, el regalo que
merecen todos los niños que todavía tienen la posibilidad de creer en él.
Y nota que he
dicho el regalo y no los regalos.
Los juguetes, ropas,
video-juegos y demás artilugios de consumo quedan, por supuesto, a cargo de los
padres, abuelos y demás familiares o amigos que, cada cual según sus
posibilidades, se suma a la bastante absurda feria en que se han convertido las
fiestas de navidad y fin de año.
Pero EL REGALO sin
el cual la infancia se evapora inexorablemente, ese que cada cual llamará a su
manera: Ilusión, Inocencia, Esperanza, Sueño, Imaginación... En resumen, el gran, esencial, único y
verdadero REGALO, es Papá Noel el
encargado de ofrecerlo a cientos de millones de niños en el mundo (de los
restantes cientos de millones de niños se ocupan los Reyes Magos, la Beffana, el
Julenissen, Papá Invierno y otras criaturas de la Luz).
Pero me estoy
alejando del tema, pues lo que me propuse revelarte es que Papá Noel se apaga
poco a poco, pero irremediablemente, entre el 25 de diembre, a pocos minutos de
comenzar la madrugada, y el 31 de diciembre, apenas tragadas las últimas uvas
rituales.
Tras su intensa,
colosal, noche del 24, Papá Noel vuelve a ser uno solo y se siente viejo como
el Mundo. Tú dirás que no hay que exagerar, dado que nuestro personaje no
trabaja más que una jornada en todo el año. Pero ¿cómo olvidar que Papá Noel es
una especie de ciclo anual y que, al cabo de su duodécimo mes de edad, está literalmente
acabado?
Pero vamos al
reno... quiero decir, al grano:
Papá Noel se siente
tan extremadamente cansado al llegar el 25 de diciembre que se desploma en su
lecho y se duerme como un tronco en la chimenea. Durante ese sueño se consume
lenta y apaciblemente: Pero no para morir, sino para… ¡Renacer!
Porque superando
al Ave Fénix, pájaro perezoso incapaz de renacer de sus cenizas más que una vez
cada cien años, Papá Noel está de vuelta un segundo después de haberse extinguido.
Y cada 1 de enero es el primer día de su vida; comenzando una trayectoria semejante
a la de cualquier ser humano: desde la más tierna y lampiña infancia hasta el
vejete barbudo, panzudo y cachazudo que todos conocemos.
Y esto, atención,
lo hace en 365 días (con un miserable aguinaldo de 24 horas cada 4 años).
Así que ¡Misión
cumplida! Ahora no puedes pretextar que no lo sabías.
Estás autorizado
a afirmar, durante el primer segundo que precede Año Nuevo:
« Papá Noel
no existe ».
Pero solo durante
ese exacto sesenteavo de minuto... y como dudo que consigas acabar la frase en
un único y preciso segundo, te recomiendo mejor suscribas la vieja fórmula
consagrada por la Historia:
«¡Papá Noel ha
muerto. Viva Papá Noel!
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