VIETNAM, FELIX PITA RODRIGUEZ Y YO
Como para cualquier cubano de mi generación, Vietnam, su guerra de reunificación nacional, los terribles bombardeos estadounidenses sobre la república socialista del Norte, la mítica guerrilla del Sur y la victoria final sobre Saigón y su aliado yanqui, fueron mucho más que una batalla ideológica lejana, un deber de solidaridad o una actualidad –a veces dolorosa y a veces entusiasta- en la prensa cubana.
Apasionado seguidor de la política internacional,
antimilitarista convencido y defensor de toda causa progresista, la guerra de
Vietnam la viví casi como algo personal.
Sin embargo, cuatro años después de la victoria y la
reunificación, la República Socialista de Vietnam estaba bastante lejos de mis
preocupaciones de alumno de quinto año de la Facultad de Humanidades de la
Universidad Central de las Villas, a punto de comenzar su tesis de grado sobre
literatura cubana.
Sin embargo, llegado el momento de escoger entre las
dos líneas de investigación posibles: una poco atractiva investigación bibliográfica
sobre la narrativa cubana de principios del siglo xx, que dirigían dos de mis
profesores, y la obra de Félix Pita Rodríguez, a cargo de la exigente
doctorante Aymée González Bolaños, el lejano país del Sudeste asiático, volvió
a entrar en mi vida.
La profesora González Bolaños trabajaba desde hacía
años en la obra de Félix Pita Rodríguez (Bejucal, 1909-La Habana, 1990) y entre
los temas que proponía a los futuros licenciados estaban sus “cuentos
tempranos”, que escogió mi condiscípulo José Luis Rodríguez de Armas, y las
prosas de tema vietnamita del gran poeta, narrador, ensayista y dramaturgo,
futuro Premio Nacional de Literatura.
Las visitas que hicimos en esa época al fabuloso
conversador que era Félix Pita, eran en sí mismas una amplia retribución; pero
lo cierto es que si escogí sus prosas de tema vietnamita es porque incluían su
emotivo volumen “Niños de Vietnam”. Como ya entonces yo era conocido como
crítico de literatura infantil, me propuse de esa forma evitar que me ocurriera
como a otros de mis condiscípulos, cuyo trabajo de investigación se disolvía en
el interior del ambicioso doctorado de nuestra profesora guía.
Apenas recibirme de licenciado en filología,
presenté una parte de mi trabajo de diploma al premio de Ensayo del concurso Abel
Santamaría, de la Universidad Central de Las Villas. A pesas del premio, mi
texto quedó inédito hasta marzo de 1981, cuando publiqué una versión condensada,
titulada "Niños de Viet Nam: flor de
literatura solidaria"
en el número 213 de la revista Universidad de la
Habana.
Tengo
en algún sitio un ejemplar de la revista, o de las páginas que en ella ocupó en
mentado texto, pero estoy en plena mudanza y no he podido encontrarlo. Adjunto,
no obstante, el escáner de algunas páginas de mi tesis “Vietnam en Félix Pita
Rodríguez (la prosa)” que incluía, además de un estudio minucioso de “Niños de
Vietnam”, el análisis del intenso volumen testimonial sobriamente titulado “Vietnam”
y de textos diversos, de carácter narrativo o periodísticos en torno a la especial
relación que tuvo el poeta de Bejucal con Vietnam (donde estuvo dos veces,
durante la guerra y tras la victoria) y con el presidente Ho Chi Mihn quien
dejó una profunda huella no solo en la obra sino en la concepción del mundo de Félix
Pita Rodríguez.
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