13/10/15

Tintin es un gran lector


imqgen de La oreja rota. Versión en blanco y negro. Casterman, 1937 




Tintín no es solo un gran promotor de la lectura, gracias a los millones de ejemplares de sus 23 aventuras y media (la vigésimocuarta, Tintin y el arte alfa quedó inconclusa y solo se publicó varios años después de la muerte de Hergé) publicados en numerosas lenguas. El propio Tintín es también un gran lector.

Si no lo vemos más frecuentemente leer por puro placer es porque de su vida solo vemos conocemos las aventuras, la acción trepidante. No obstante, en la más inmovil de sus aventuras, Las joyas de la Castafiore, lo vemos completamente absorto en la lectura de  La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson (que el propio Hergé declaró haber apreciado mucho y que es una de las fuentes de El tesoro de Rackman el Rojo). A su lado también el capitán Haddock lee... un libro de temática marinera cuyo título es invisible.



Pero su amplia biblioteca no puede contener solo los libros informativos que le vemos consultar en los inicios de una u otra aventura.


En El secreto del Unicornio, Tintín escandalizado por el maltrato que han sufrido sus libros
a manos de los individuos que buscan el mensaje oculto en la maqueta del velero

Esa imagen que tanto me gusta, ratifica la influencia de Hergé en mi obra
al colocarla en exergo de mi libro de ensayos
No voy a extenderme aquí sobre la influencia de las Aventuras de Tintín en mi propia obra, sobre todo cuando, todavía adolescente, comencé a escribir. Solo diré que una de mis serie de novelitas tenía por protagonista a un tal Trentín, acompañado de un capitán Bishop, de un científico cuyo nombre he olvidado, y de un perrito llamado Siré, como una marca de galletitas que mucho me gustaban. No conservé ninguna de esas novelitas, escritas entre 13 y 15 años, pero recuerdo una titulada algo así como "La pirámide misteriosa", inspirada por "Los cigarros del faraón", una "Aventura en el Matto Grosso" y una "Buscando la Luna" influida por "Objetivo: la Luna" y "Aterrizaje en la Luna".

este dibujo debió hallarse en la última página de mi libro "Sopa de letras"
y está visiblemente inspirado por un famoso autorretrato de Hergé
Si nunca hemos visto a Tintín leer historietas, al menos en una de sus aventuras lo encontramos en presencia de uno de sus lectores más entusiastas: el cheik Patrash Pacha quien en pleno desierto de Arabia no se pierde ninguno de los álbumes. Tintín sabe, por consiguiente, que sus aventuras son contadas por un cierto Hergè.




En su interesante libro El mundo de Hergé, Benoît Peeters subraya la situación paradójica a que conduce la actualización de esta viñeta en sus tres versiones (1934, 1955 y ediciones posteriores). Si en las dos primeras versiones lo que tiene en las manos el sirviente del cheik es una aventura "vivida" por Tintín antes de venir a Arabia Tintín en América y Tintín en el Congo) en la última se trata del álbum recién publicado: Objetivo la Luna... que narra una aventura, muy posterior en la cronología del personaje.    

En busca de información sobre el fetiche que lo llevará por primera vez a América del Sur, Tintín abre un libro a cuyas páginas también se asoma brevemente el lector.

La Oreja Rota, versión original
 Como todo buen lector, un momento ideal es antes de irse a dormir


La Oreja Rota, versión original en blanco y negro



Como todo el mundo, Tintín lee telegramas y cartas

El loto azul, versión original en blanco y negro

Tintín aprovecha el vuelo que lo lleva a Syldavia para leer un folleto turístico.
Como en otros casos, el lector tendrá acceso directo a lo que lee Tintín, pero en este caso Hergé ofrece el folleto turístico en versión integral, y se divierte imitando los diversos estilos gráficos incluidos en el documento (fotos, ilustración "de época"). 
              

El Cetro de Ottokar

Resulta paradójico que Tintín, un reportero, se entere de algo que le interesa por un diario que llega a su mesa del desayuno. Lo cierto es que nadie vio jamás a Tintín en la redacción del "Petit XXème", diario donde se supone trabaja. Pero que lea el diario es más que natural.



 Es sobre todo en los primeros libros de la serie (los que Hergé escribió y dibujó antes de 1950, donde la letra impresa es la principal fuente de información. La telegrafía, la radio, la televisión aparecen posteriormente en los diversos álbumes...

En 1989, recién instalado en Río de Janeiro, leo un Tintín que me acaban de traer de Francia unos amigos


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