31/12/23

La tercera novela detectivesca juvenil cubana cumple 40 años

https://elpajarolibro.blogspot.com/2017/01/la-novela-detectivesca-juvenile-siempre.html

EL SECRETO DEL COLMILLO COLGANTE

La tercera novela detectivesca juvenil cubana cumple 40 años

El secreto del colmillo colgante.
La Habana. Gente Nueva, 1983




No recuerdo exactamente el día,  pero fue seguramente en octubre o noviembre de 1983 que mi amigo y colega Eduardo Heras León me puso en las manos el primer ejemplar de EL SECRETO DEL COLMILLO COLGANTE, mi primer libro publicado.



No era el libro completo, sino solo "la tripa", es decir un ejemplar impreso, de la primera a la última página, solidamente pegadas; pero sin la tapa, que no podía ser impresa en las rotativas de la imprenta Ursella Díaz Báez, sino en una imprenta capaz de aplicar a la cartulina (entonces más blanca que el papel gaceta interior) los colores, en realidad escasos, de la sobria imagen diseñada por Enrique Martínez Blanco.


Durante un mes solo dispuse de ese ejemplar incompleto que Heras León había sacado de la imprenta donde, cumpliendo labores como editor de Letras Cubanas, lo había descubierto. 

Yo vivía por entonces en Santiago de Cuba y fue segurablemente en uno de mis viajes a la capital, como especialista literario provincial,  que el chino Heras me entregó aquel ejemplar todavía incompleto, pero que me graduaba como escritor édito. Lo guardé durante años y no sé en qué momento lo perdí; tal vez cuando me mudé a Brasil, con solo un par de maletas, en junio de 1989.

El secreto del colmillo colgante tuvo una tirada de 50 000 ejemplares; una cifra considerable para el primer libro de un autor, pero que resultó insuficiente puesto que un año después era prácticamente imposible hallar un solo ejemplar en librerías. La acogida del público fue tan entusiasta como reservada fue la de la crítica oficial, que prefería la narrativa esteticista y, paradójicamente, proclive al didactismo ideológico tan frecuente en la época. 

El subgénero detectivesco era considerado superficial, comercial e intrascendente, y la propia novela juvenil concitaba escaso interés. De hecho, El secreto del colmillo colgante fue solo la quinta novela juvenil publicada en Cuba tras Aventuras de Guille (1964-66) de Dora AlonsoTafie y la caoba gigante (1979) de Efigenio Aimejeiras, El enigma de los Estelines (1980) de Antonio Benítez Rojo y El misterio de las Cuevas del Pirata (1981) de Rodolfo Pérez Valero; las dos últimas también de trama detectivesca.

Mi interés por la novela detectivesca juvenil comenzó en 1967, cuando descubrí en la Biblioteca "Martí" de Santa Clara, las series de aventura y misterio de Enid Blyton y Malcolm Saville. Leí decenas de ellas hasta que, al comenzar octavo grado en la escuela anexa a la Universidad Central, que estaba a diez kilómetros de la ciudad, me vi imposibilitado de acceder con la frecuencia deseada al único lugar donde se encontraban libros de aquel género (ediciones españolas importadas por la Dirección Nacional de Bibliotecas que no se vendían en la red nacional de librerías). 

Privado de las lecturas que se me habían vuelto indispensables, comencé a escribir yo mismo novelas de aventuras que, pronto, se centraron en tramas detectivescas. 

Un poco de historia

Inicialmente escribí para mí mismo, y para mi hermana, mi hermano; una prima, algún amigo... y siguiendo modelos que, ya en la segunda mitad de los 70, incluyeron obras más variadas y ambiciosas e incluso más recientes. Dos de ellas me marcaron particularmente por su mayor ambición estética y vocación social: Timur y su pandilla, de Arkadi Gaidar y Emilio y los detectives, de Erich Kaestner. 

A la narrativa detectivesca juvenil dediqué un ensayo que, a medida que fui ampliando mi conocimiento del género, enriquecí con bibliografía de Francia, Brasil, España, Inglaterra, Austria, Suecia, Argentina, Portugal... Ese trabajo conoció diversas versiones (en el periódico provincial Vanguardia, en la revista nacional Letras Cubanas, en la española CLIJ, en Bookbird, revista de la Organización Internacional del Libro Infantil y en mi libro La literatura infantil: un oficio de centauros y sirenas). La versión más reciente está en este mismo blog:
https://elpajarolibro.blogspot.com/2017/01/la-novela-detectivesca-juvenile-siempre.html

      

Mi primera novela la terminé apenas cumplir trece años y me la inspiró la película de Yves Robert La guerra de los botones (1962) inspirada en la novela homónima (1912) del también francés Louis Pergaud... que yo leería solo en 1990. Pese a sus fuentes, galas, "Acción en el arenal" resultó uno de mis empeños más cubanos del período pues incluí entre los personajes a varios de mis compañeros de colegio y no pocas expresiones de la jerga juvenil de la época; algo que explotaría posteriormente mucho menos.

tapa de mi primera novelita (noviembre de 1967)

Antes de cumplir 20 años, ya tenía cincuenta y cuatro novelas de aventuras repartidas en media docena de series que, salvo una, la primera, estaban ambientadas fuera de Cuba: en Europa, las Américas, África, el Medio Oriente... e incluso en la Luna y el planeta Marte. 



catálogo de mis novelitas "privadas", que entre 1967 y 1974
solo leí yo, mis hermanos y algún amigo


De aquella producción, escrita con tanto ardor como falta de rigor, solo conservo la veintena de ambiente cubano y una de protagonista francés y ambiente británico. El resto fue pasto de las llamas en un auto da fe que cometí en 1976 influido por la idea, que me habían inculcado en la universidad y en los talleres literarios, de que un "escritor revolucionario" solo debía abordar lo que conocía; preferentemente héroes y asuntos ligados a las luchas sociales del país. 

Supongo que esa normativa existía ya en 1967, cuando comencé a escribir; pero escapé gracias al hecho de que yo no tenía ningún contacto con la literatura oficial y mis fuentes de inspiración, antes que mi propia experiencia, eran el cine franco-italiano de aventuras, las historietas de Hergé y las novelas inglesas y escandinavas que devoraba en la biblioteca, además de algún Julio Verne, Conan Doyle o Mark Twain. 

portadilla de mi primera novelita


portadilla de la única de mis novelas de ambiente no cubano que conservo


fue en cuadernos como éste que escribí la mayoría de
mis novelitas "privadas", anteriores a 1974.
Pero incluso la versión inicial de la primera que daría a conocer públicamente
 la escribí en una de aquellas libretas 

 En 1974 recuperé a los protagonistas de mis novelitas cubanas para un puñado de cuentos cuya brevedad me permitía participar en los talleres literarios y premios locales. Esos textos obedecían al principio socio-estético de acercamiento a la realidad al tiempo que funcionaron como transición entre mi abundante producción "privada" (condenada a quedar inédita por siempre) y las novelas que, al fin, me proponía publicar.


mi primera colaboración a un boletín literario no fue un cuento
 sino una reseña de la novela infantil soviética Timur y su pandilla


En 1977, cuando me invitaron a presentar mi candidatura a la Brigada Hermanos Saíz (la organización de Escritores y Artistas Jóvenes), me dí cuenta de que mis cuentos no tenían la calidad necesaria y reescribí (¡en 24 horas!) una novelita escrita a los catorce años. La trama detectivesca, de ambiente cubano, se centrada en uno de los conflictos político-ideológicos del momento. Inmediatamente después de mi ingreso en la BHS, presenté una versión de aquella "Aventura en el campamento vacacional" al premio de literatura infantil de la Unión de Escritores (UNEAC).  



versiones del "Aventura en el Campamento Vacacional",
 primera novela que escribí con una intención profesional 


Ninguna de las obras concursantes convenció al jurado, integrado por la profesora Denia García Ronda, la promotora Alga Marina Elizagaray y la destacada escritora Dora Alonso a quienes escribí para conocer su opinión sobre mi trabajo. Mi admirada Dora Alonso me invitó a visitarla y, cara a cara, me explicó los defectos que no solo me habían privado del premio (mi manuscrito, aclaró, era el mejor de los presentados) sino incluso impublicable. "Te hablo con toda franqueza porque sé que eres capaz de superar esos errores: tú eres un escritor".
           
Una vez más, el conocimiento de la realidad se levantaba como escollo infranqueable entre mis aspiraciones y mis resultados. El problema fundamental era mi desconocimiento del funcionamiento de los campamentos vacacionales cubanos. Pese a ser vicepresidente de la asociación de escritores y artistas jóvenes, piloteada por la misma Unión de Jóvenes Comunistas que controlaba los campamentos, no conseguí que me autorizaran a entrar en uno de ellos, y me vi obligado a engavetar aquel manuscrito.

Intenté repetir la táctica de reescribir otra de mis primitivas novelitas detectivescas; pero tras año y medio de trabajo la di por insalvable y desarrollé una trama enteramente nueva, aunque lejanamente relacionada con uno de mis textos adolescentes.

primera versión de El secreto del colmillo colgante.
Tapa del manuscrito que discutí con los niños del taller literario
de la Biblioteca "Martí" en 1980.

                         
La primera versión de El secreto del colmillo colgante era demasiado larga y engorrosa (así me lo hicieron comprender los niños del taller literario de la Biblioteca Martí, de Santa Clara). El manuscrito que presenté en 1980 a la editorial Gente Nueva tenía los defectos detectados (y subrayados con cierta alevosía) en la nota de rechazo que aquí reproduzco...



No era, sin embargo, esencialmente diferente de la que, un año después, recibió Mención en el premio Ismaelillo de la UNEAC y que finalmente sería publicada por la editorial Gente Nueva en 1983.



Pienso que la aceptación de El secreto del colmillo colgante, al margen de la trama detectivesca, se debe en gran medida al ambiente contemporáneo y al protagonismo por chicos de la misma edad de su destinatario (aunque me consta que la novela fue muy leída por adultos). A inicios de los 80, la narrativa cubana -y no solo la infantil y juvenil- solía hablar de la revolución de 1959 o de los años previos (con la clara intención de establecer la "necesidad objetiva" del proceso de transformaciones implementado por Fidel Castro). El ambiente de aquellas novelas, noveletas y cuentos era a menudo rural, distante de la experiencia y marco de vida de la mayoría de los cubanos. La vida cotidiana de los niños y adolescentes de entonces solo era abordada literariamente con un enfoque ejemplarizante o simbólico.

Prueba de la buena acogida que tuvo esa novela son sus adaptaciones por la muy escuchada Radio Progreso (posteriormente reemitida por radios provinciales) y, en forma de historieta, en la revista Verde Olivo del Ministerio de las Fuerzas Armadas. Si la primera fue fiel al texto, la segunda, motivada por los elementos políticos de la trama, fue una adaptación libre que solo descubrí cuando ya estaba enteramente publicada y que añadió algunos estereotipos muy ajenos a mi sensibilidad. Tanto me decepcionó aquella versión que ni siquiera cuando fui recibido por el jefe de redacción de Verde Olivo reclamé un ejemplar para mi archivo. Casi 20 años después me limité a fotografiar los dos números de la revista que encontré en la biblioteca de Santa Clara.

adaptación de El secreto del colmillo colgante publicada por la revista 
Verde Olivo en mayo de 1987


En 2009 publiqué la "precuela" Exploradores en el lago, la novela que, en fin de cuentas, viene a dar comienzo a mi tan deseada serie Los Exploradores Incógnitos. Este libro cuenta la formación de la pandilla y una aventura detectivesca y ecológica que, además, acomete la necesaria actualización de la pandilla... que ahora incluye chicas y es más universal.



Exploradores en el lago
Alfaguara. Madrid, 2009
Loqueleo. Madrid, 2017
Gente Nueva. La Habana, 2021


Al firmar el contrato de publicación de El secreto del colmillo colgante en 1981, ya trabajaba en la que debió ser la segunda aventura de la pandilla entonces llamada Los Vigilantes y hoy Los Exploradores Incógnitos. Lo cierto es que siempre pensé en una serie que, por esas cosas de la vida editorial y de mi propia errancia creadora, sigue sin verse reunida. Ya aquella segunda novela, rechazada por Gente Nueve, habría sido publicad en la editorial Oriente. que la contrató en 1984 con el título de "Campamento en Costa Rara". Descontento con el resultado, retiré el manuscrito en 1988 y solo terminé la corrección a finales de 1989 cuando ya la crisis económica conocida como Período Especial estaba a la puerta. La edición cubana se quedó sin papel para imprimir novelas y de esa obra solo aparecieron sendas versiones no autorizadas, en forma de fotonovela y relato resumido, en 1989 y 1993. La única versión fiel fue la que escribí para Radio Progreso y que fue difundida entre fines de 1989 y comienzos de 1990, cuando ya yo vivía en Brasil.

Algún día, espero, completaré la serie de aventuras de los Exploradores Incógnitos y veré todas las novelas que llegue a escribir en un mismo catálogo editorial.

plan de la serie tal como la imaginaba en 1980

 






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