Tapa de la segunda edición de Fondo de Cultura Económica (México) que la estrenara en castellano en 2006 |
En realidad es una novela sobre la identidad.
Para empezar, sobre la identidad cubana, que es una identidad mestiza forjada en el crisol sangriento del sistema esclavista. Para seguir, sobre la identidad de mi familia puesto que la historia de amor entre Alma y Leonel evoca -con todas las libertades indispensables a la ficción- la difícil relación entre mis abuelos paternos (mi abuelo blanco no asumió públicamente su relación con mi abuela, mestiza de africano y aborigen, ni dio su apellido a los dos hijos sados de aquella unión).
Y también es una novela sobre mi propia identidad, que se me reveló en la escritura y reescritura, a lo largo de 18 años (en Cuba, Brasil, Dinamarca, Francia y Argentina) que separaron el manuscrito original y su primera edición en libro.
La leyenda de Taita Osongo es también una
afirmación de mi identidad literaria.
Si se me reveló recientemente;
al inspirarme en Wifredo Lam para realizar las ilustraciones de la nueva
edición francesa (La légende de Taita Osongo. Editions Orphie. Saint-Denis de La
Réunión, 2017), ya en la primera versión de la novela recurrí a las dos fuentes
–europea y criolla- de mi formación literaria.
De dos cuentos de Caballito
blanco (1974), el clásico infantil de Onelio Jorge Cardoso, tomé los
personajes de la serpenta y el murciélago...
... Mientras que del cuento popular ruso “El rey de
los mares y Elena la Sabia” (Alionushka. Progreso. Moscú, 1980)
la estructura del capítulo XVIII (que es el penúltimo de la novela, pero uno de
los primeros que escribí).
ilustraciones del cuento "El rey de los mares y Elena la Sabia”
en la versión que leí a principios de los años 1980
En aquella primera versión, que recibió en 1984 el premio Heredia en Santiago de Cuba con el
título de “El amo y el mago o La leyenda del algarrobo y la orquídea”, el
protagonista no se llamaba Taita Osongo. Fue en Nicolás Guillén que encontré no
solo su nombre, sino el del país imaginario de África en el cual mi personaje
es rey y brujo: Sóngoro Cosongo. A finales de los años 90, cuando yo procuraba
dar mayor espesor al personaje y trascendencia al mensaje global de la novela,
me di cuenta de que yo no habido partido de una recreación de las auténticas
culturas afrocubanas (que verdaderamente descubrí viviendo en Santiago de Cuba
entre 1981 y 1984, precisamente), sino desde una postura ideológico-estética
que me pareció similar a la de Guillén cuando inventó sus “poemas-son”. Tomar
la sonora expresión imaginada por el gran poeta mulato cubano para nombrar a mi
héroe y su país, me permitió introducirme en la tradición de Motivos de son (1930) y Sóngoro
Cosongo y otros poemas (1931)… que, dicho sea de paso, tuvo más impacto
que continuidad en la literatura cubana.
Una
tercera influencia literaria “a posteriori” es la de Lino Novás Calvo con su
biografía novelada Pedro Blanco el negrero. Tras leer
mi recién premiado manuscrito, mi colega Excilia Saldaña me dijo, con su habitual superioridad, que la huella de Pedro
Blanco era demasiado evidente. Solo que en 1984 ese gran escritor cubano
–partido al exilio- había sido desaparecido del panorama literario y editorial
de la Isla, y creo que ni el título de su esencial libro me era conocido. No vine a leerlo hasta el año pasado, en la muy defectuosa edición de Letras Cubanas (La Habana, 1997) que hallé en una polvorienta librería habanera.
Editorial Capiro. Santa Clara (Cuba) 2010 |
Termino
con las ilustraciones de la nueva edición francesa. Algunas las había creado
para la primera edición cubana (Editorial Capiro. Santa Clara, 2010), pero la
mayoría son de finales de 2016 y busqué deliberadamente la influencia de
Wifredo Lam.
Este pintor afrocubano, nacido el mismo año, en la misma ciudad y
en el mismo ambiente étnico-social que mi abuela paterna, me ofrecía más que
esos detalles biográficos: una referencia gráfica cuya dimensión no necesito
exaltar y que me hacían sentir a mis personajes más auténticos. La tapa es un
claro homenaje a “La Jungla”, obra maestra de Lam y sin dudas uno de los
mayores logros de la plástica cubana de todos los tiempos.
una de las ilustraciones estrenadas por la versión Orphie, 2017 |
tapas de la segunda versión francesa: Editions Orphie. Saint-Denis, 2017
Wifredo Lam. "La Jungla" (1943). Museo de Arte Moderno, Nueva York |
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