Invitado a firmar
ejemplares de mis tres libros franceses de 2016, viajé a Tours el 19 de
noviembre. Pese a vivir en París, a solo dos horas de tren, nunca había estado
en esta ciudad a orillas del Loira, cuyos orígenes se pierden en la prehistoria
francesa (es decir en los tiempos de los galos, que no tenían escritura y por
tanto carecían de Historia).
El editor francés de
la serie Gatito, Hongfei-Cultures ha
publicado este año, con un bien calculado ritmo sendas versiones de Gatito y el balón (marzo), Gatito y las vacaciones (junio) y Gatito y la nieve (octubre. Las
ilustraciones (de Constanze von Kitzing) y el diseño son los mismos de los utilizados
por el grupo Kalandraka, entre 2012 y 2015, en sus versiones originales en
gallego, castellano, catalán, euskera, portugués y otras lenguas. Los textos
franceses no son propiamente traducciones puesto que los escribí directamente en
francés, antes de firmar contrato con mis viejos amigos de Kalandraka.
Hace aproximadamente
un mes estuve en el Festival del Libro de Mouans-Sartoux, cerca de Cannes, para
mi primer encuentro con los lectores franceses de esta serie de álbumes. Esta
vez el viaje fue mucho más breve y rápido, y para participar en el amplio
programa de visitas de escritores de la librería La Boîte à Livres. El programa
de noviembre lo descubrí en la puerta principal, en la vitrina de best-sellers y
en la cafetería… donde entre otras cosas se puede consumir el Té de los
Escritores (Le Thé des écrivains). Pero el anuncio específico de mi sesión de
dedicatorias estaba, como es lógico, en la colorida vitrina de los libros
infantiles.
Todos los escritores para
adultos estaban identificados por su foto, pero los autores para niños no
tenemos rostro: nuestros jóvenes lectores suelen interesarse más en el aspecto
de nuestros personajes… y estoy consciente de que Gatito es mucho más simpático
que yo.
La Boîte à Livres (literalmente
La Caja de Libros... aunque en francés "boite" también significa
tienda, empresa y hasta centro nocturno) es probablemente la mayor de Tours
(una ciudad bastante intelectual). Se halla en la misma calle, en la misma acera, pero dos cuadras más arriba del sitio ocupado por la casa natal de Honoré de Balzac (destruida durante la guerra, como todo el barrio), admirado novelista que en más de una de sus obras refleja la atmósfera que aún se reconoce en las zonas preservadas de la ciudad vieja.
Por la calle Nacional circula una línea de tranvía, y se encuentra a
pocos metros del río Loira, con sus puentes y espacios recreativos. Repleta de
comercios, la calle estaba superanimada y en la librería había mucha gente.
Firmé varios ejemplares de cada uno de mis tres recientes álbumes. Otro de mis
libros estaba en el espacio infantil y juvenil situado en la segunda planta,
donde también está la cafetería, pero como forma parte del cofrecillo Les
Belles histoires des tout-petits, que incluye otros cuatro libros, nadie se dio
cuenta.
La firma era a las
tres de la tarde y yo llegué a la estación de trenes a la una y media. Dispuse
de muy poco tiempo para hacer un rápido recorrido del centro.
Lo
primero que llamó mi atención fue el altísimo plátano de la placita Da Vinci,
frente a la estación. Los plátanos (Platanus hybrida, árbol que nada
tiene que ver con los plátanos que comemos) suelen ser muy corpulentos, pero
nunca había visto ninguno que culminara la mitad de alto.
Fue al desviarme para
fotografiarlo que descubrí la Oficina de Turismo donde conseguí un mapa y la
lista de principales monumentos. De ellos solo pude ver (a la carrera) la
catedral Saint-Gatien, el castillo y, cuando terminé mis firmas y ya había
caído la temprana noche otoñal, algo del Viejo Tours. Razón de más para volver
algún día a la entrañable ciudad de Honoré de Balzac (otras de sus celebridades
son el intendente real Fouquet y la regia cortesana Louise de La Vallière, que
la mayoría de la gente conoce por su presencia en novelas de Dumas).
Mi editor, Hongfei-Cultures radica en Amboise, una localidad cercana, así que no dudo que volveré más temprano que tarde. |
Como empecé por la imponente catedral y el (modesto) castillo de Tours que se levanta a pocos pasos de ella, no tardé en llegar al Loira (no muy ancho en ese sitio) y que corría poco caudaloso.
Un cartel de circulación me advirtió la proximidad de la biblioteca y abandonando la idea de ir hasta la librería por la calle peatonal que me habían recomendado, pude cumplir con la regla que me he impuesto de visitar, siempre que me sea posible, al menos una biblioteca de las ciudades por donde paso.
Situada en el la zona central de Tours, destruida durante la Segunda Guerra Mundial (en este caso no por los bombardeos británico-norteamericanos durante la liberación del ocupante nazi, sino por los alemán cuando invadieron Francia en 1940), la Biblioteca Municipal es un ejemplo de ese estilo severo (próximo a la arquitectura estalinista) que se utilizó mucho en la posguerra (comenzada en mayo de 1954 solo se concluyó en 1957).
Al margen de su aspecto exterior se trata de una moderna mediateca con una amplia y luminosa sala infantil y juvenil en la cual se hayan dos de mis diez libros franceses (estaban en préstamo, pero los localicé en el catálogo numerizado): el más antiguo es Cuba destination trésor versión francesa de Mi tesoro te espera en Cuba (París, 2000) aparecida dos años antes de su primera edición en castellano (Sudamericana, Buenos Aires) y ocho antes de la versión actualmente disponible: Edelvives, Zaragoza). Mi segundo libro francés está agotado desde 2006, y solo se encuentra en bibliotecas, pero no sabía que Petit Chat et le ballon ya estaba en bibliotecas.
El estante de libros en lenguas extranjeras tenía una mayoría de títulos en inglés, como de costumbre. Aunque el castellano es la segunda lengua extranjera estudiada y seguramente hablada en Francia, en las bibliotecas públicas suele haber menos libros infantiles en nuestra lengua que en lenguas más exóticas como el árabe o incluso el chino, simplemente porque los emigrantes de países que las hablan son más numerosos.
La principal razón de la escasez de libros infantiles en castellano es que la enseñanza de nuestro idioma empieza mayoritariamente en secundaria y no es tan fácil encontrar libros suficientemente sencillos desde el punto de vista lingüístico, pero con la complejidad necesaria para captar el interés los adolescentes. Pero pienso que otra razón de peso es que los profesores de español (de lenguas extranjeras en general) prefieren los manuales a la lectura de obras literarias en la lengua que enseñan. A menudo encuentro en las bibliotecas álbumes bastante antiguos, pero la selección varía en función del nivel de información de las/los bibliotecarias/os.
Solo me quedaban diez minutos para ir de la biblioteca a la librería. Había mucha gente dentro, tanto en la planta baja como en la alta, donde están la sección infantil y juvenil, la de libros prácticos y la cafetería. Me estaban esperando y una buena cantidad de ejemplares de mis últimos tres libros me esperaban en la mesa de firmas. Me sirvieron un té y empecé a hacer dedicatorias. Vi sobre todo señoras (mamás y abuelas), alguna pareja y varios niños que, incluso cuando tenían más de 5 años se detenían a mirarme dibujar.
Normalmente son los ilustradores los que dibujan dedicatorias. Pero en ausencia de mi ilustradora, y como en fin de cuenta yo también he ilustrado libros, me permito hacer mi versión de Gatito –lo más parecido posible al de Constanze- para acompañar las clásicas palabras bajo el nombre del destinatario.
Tres horas después probé el famoso Té de los escritores y una deliciosa tarta de naranja casera en la coqueta cafetería y di fin a las firmas.
EN MI BREVE RECORRIDO POR TOURS descubrí que el escudo de esta ciudad es muy parecido al de La Habana
En esta vieja casa radicaba el artesano que proporcionó a Juana de Arco recibió su armadura en 1429
Lamenté no sentarme a tomar algo en este delicioso bar-restaurante
de nombre monacal
Les Blancs Manteaux
Ya era de noche, pero
aun así di una vuelta por el Viejo Tours, que se extendía a solo un par
de cuadras de la calle Nacional. La Calle del Comercio es la vía ideal para
adentrarse en esa parte de la ciudad, de callejuelas a veces en semi-círculo.
Para mi alegría es la calle de las librerías especializadas en historietas.
A
pesar de tener el tiempo contado, me detuve en una cuya vidriera (o escaparate,
como dicen los españoles) mostraba varios Tintín apócrifos.
Una prueba del sentido del humor tourense: esta camiseta (en la vitrina de un negocio que las "coustomiza" a gusto de cada cual) se lee:
PAPÁ NOEL TE MIENTE:
LOS PADRES NO EXISTEN
Mi tren salía a las 7:47 con una breve escala técnica en las afueras, pero ya estaba en mi casa a las 10 de la noche
... RECUPERANDO FUERZAS PARA LA PRÓXIMA JORNADA DE FIRMAS, QUE SERÁ DENTRO DE DOS SEMANAS EN EL SALON DEL LIBRO Y LA PRENSA INFANTIL Y JUVENIL DE MONTREUIL, el más importante de Francia y el segundo mayor de Europa.
...DARÉ NOTICIAS
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