Hace años que me prometo un estudio detallado del mejor libro de la literatura infantil cubana (por lo menos hasta fines de los años 90, cuando El oro de la edad, del prematuramente fallecido Ariel Ribeaux, se le pone al pairo). Mientras cumplo mi promesa, he aquí las líneas que consagro al magistral libro de Nersys Felipe en mi todavía inédita tesis de máster "Evolución del discurso en la literatura cubana para niños y jóvenes (1959-1989)" (1):
Cuentos de Guane Premio Casa de Literatura para Niños y Jóvenes Editorial Casa de las Américas La Habana, 1975 |
En 1975 una autora casi desconocida obtiene el prestigioso premio Casa de
las Américas en su primera convocatoria de libros para niños y jóvenes. Con Cuentos de Guane, Nersys Felipe
publica la primera obra infantil cubana que rompe totalmente con el discurso
basado en la comunicación pragmática.
Su enunciado es perfectamente coherente con lo contado, con el destinatario
infantil y con el punto de vista del narrador-personaje, que es simultáneamente
el punto de vista de la autora, en el sentido de que narra desde sí y para sí,
desterrando todo predominio de consideraciones de utilidad social.
Los personajes de Nersys Felipe no constituyen un tejido de
representaciones sociales en función de un mensaje ideológico, son
reelaboraciones de seres reales, significativos en su historia personal y en el
universo creado por el relato. Lo anterior no excluye alguna que otra frase de
explícita función axiológica, pero lo que hay en Cuentos de Guane son
sobre todo consideraciones éticas y su didactismo procede de la vieja tradición
educativa de la literatura infantil.
La trama sigue dos líneas conductoras: la lineal, que une el primer y
último cuentos (viaje del niño narrador al pueblo en que asistir al
sepelio de su abuelo) y la afectiva, que encadena el resto de los relatos
(combinación de recuerdos cercanos -sus actividades y juegos en los viajes a Guane-
y remotos -las cosas que le han contado las dos generaciones de su familia). Es
un conjunto de cuentos y viñetas que construyen el micromundo que integran la
casa de los abuelos y el pueblo.
La primera prueba de que la autora tiene muy en cuenta las características
del receptor está en la elección de un niño, sin nombre ni descripción, como
protagonista y narrador. Esto permite hacer más asequibles al lector los
elementos de esos mundos distantes en que vivió la generación de los abuelos
(casi decimonónico) y en que ocurrió la infancia de los padres (bien avanzado
el período republicano). Todo muy distante de la época de la Revolución, que es
la del protagonista y los lectores y se patentiza por medio de contadas y
episódicas alusiones a actividades y valores (que al ser semejantes a los del
lector, la autora puede dejar sin ampliación).
Otros elementos acercadores son el tratamiento coloquialista del lenguaje,
en particular en los di logos, la percepción ingenua del niño, el relieve
dado a juegos y otros placeres propios de la edad, la presencia de un primer
amor infantil, e incluso el uso de alguna onomatopeya.
Rasgo dominante es la ternura explícita o implícita, que compensa la vaga
tristeza dominante y favorece el tono levemente melodramático del final, en que
se combina la muerte del entrañable personaje que acaba siendo el abuelo, con
el nacimiento del potrillo, tan esperado por el protagonista.
Del primer episodio, "El viaje a Guane", al último, "En
Guane", se va conformando un mundo deseable (pese a sus momentos
dolorosos), con su galería de personajes de trazos vivos y sobrios y los
atributos del lugar -plantas, animales, objetos antiguos y anécdotas.
Los catorce cuentos y viñetas, en grupos de dos o tres, se reagrupan en
unidades que presentan (I) la familia, (II) escenas de la vida de la primera
generación -pasado remoto-, (III) elementos de la infancia de la segunda
generación -la madre y dos de sus hermanos-, (IV) el mundo de la tercera
generación -el niño narrador, su hermana y amigos-. Queda lo que podríamos
considerar una quinta unidad, que retoma a los protagonistas más viejos y al
personaje más joven (el potrillo que está por nacer) y que desarrolla el tema
de la muerte, motivo determinante, pero solo revelado al final del libro:
primero se narra la historia de la cuñada del abuelo, que perdió a sus cinco
hijos en una epidemia, y a continuación se cuenta el velorio, haciendo sólo en
este momento evidente que el casi centenario abuelo ha muerto.
Nersys Felipe ha sabido construir un enunciado muy eficaz, con esa voz que
combina su propia visión nostálgico-poética y la ingenuidad de la percepción y
expresión de un niño. Los di logos, en cambio expresan por lo general un
sabroso coloquialismo, con la perceptible excepción de los parlamentos correspondientes
al abuelo, que son artificiosos y enfáticos, concebidos con una intencionada
función de referencia ética que remite al concepto tradicional del más anciano
como depositario del saber y las reglas de la comunidad.
Esta obra sobresale por su rigor y coherencia. Lo acertado del punto de
vista permite un acercamiento a la temática de la muerte, a la relación entre
niños y adultos, a la fluidez pasado-presente-futuro, y justifica el propio
lenguaje, cuyo tono poético no lo conduce a los gratuitos abalorios que
acabar n poniéndose de moda, en parte por una mala imitación de esta misma
obra, y en parte para encubrir la pobreza de las fábulas que abundar n en
la narrativa que estaba por venir.
Igualmente contribuyen a la inédita perfección del libro el tratamiento del
tiempo y el espacio -círculo y microcosmos- y el saldo trascendente propiciado
por los temas evocados.
Cuentos
de Guane resulta excepcional no solo dentro de la narrativa infantil cubana, sino
dentro de la obra de la propia Nersys Felipe, que no logrará igualar con Román
Elé (pese a obtener también el premio Casa de las Américas), ni con sus
siguientes libros, el nivel entonces alcanzado.
Ninguna de las abundantes y siempre elogiosas valoraciones dedicadas a esta
obra en Cuba ha mencionado lo que nos parece ser su primer mérito: la
renovación del discurso que, desde entonces, pasa del imperio de la
comunicación pragmática al de una cada vez más pujante comunicación literaria.
En 1975, y durante por lo menos diez años más, el primer elogio que se
hacía de un libro infantil era destacar su aporte a la formación de la
conciencia comunista de la joven generación. En tales circunstancias, declarar
que lo excepcional de Cuentos de Guane era precisamente no
hacer concesión ninguna en aras de esa tarea equivaldría a colocarlo -junto a
los caminos que abría- en la picota.
en compañía de Nersys Felipe y Gerardo Fulleda Jornadas internacionales de literatura infantil Hotel Habana Libre, febrero 2015 |
(1) Evolución del discurso en la narrativa cubana para niños y adolescentes (1959-1989). Université Paris III (Sorbonne Nouvelle. UFR:
Etudes Ibériques et Latino-américaines. París, 1998. Tutor: Dr. Claude Fell.
No hay comentarios:
Publicar un comentario