23/12/16

Un cuento de navidad: ¡Viva Papá Noel!


AL FIN: LA VERDAD SOBRE   PAPA NOEL

Voy a revelarte uno de los secretos mejor guardados de la Historia. Ya eres bastante grandecito y no puedes continuar en el error: Papá Noel no existe... entre el 25 diciembre por la madrugada y el primer segundo del 1 de enero!

Me explico: Papá Noel no es eterno en el sentido estricto del término y tras la noche más larga del año, todo el cansancio del mundo le cae encima. Es que en esa terrible noche del 24 de diciembre, ha tenido que desdoblarse en veinticuatro mil versiones de sí mismo a fin de llevar en su trineo, igualemente desdoblado, el regalo que merecen todos los niños que todavía tienen la posibilidad de creer en él.
Y nota que he dicho  el regalo y no los regalos.

Los juguetes, ropas, video-juegos y demás artilugios de consumo quedan, por supuesto, a cargo de los padres, abuelos y demás familiares o amigos que, cada cual según sus posibilidades, se suma a la bastante absurda feria en que se han convertido las fiestas de navidad y fin de año.
Pero EL REGALO sin el cual la infancia se evapora inexorablemente, ese que cada cual llamará a su manera: Ilusión, Inocencia, Esperanza, Sueño, Imaginación...  En resumen, el gran, esencial, único y verdadero REGALO, es Papá  Noel el encargado de ofrecerlo a cientos de millones de niños en el mundo (de los restantes cientos de millones de niños se ocupan los Reyes Magos, la Beffana, el Julenissen, Papá Invierno y otras criaturas de la Luz).

Pero me estoy alejando del tema, pues lo que me propuse revelarte es que Papá Noel se apaga poco a poco, pero irremediablemente, entre el 25 de diembre, a pocos minutos de comenzar la madrugada, y el 31 de diciembre, apenas tragadas las últimas uvas rituales.
Tras su intensa, colosal, noche del 24, Papá Noel vuelve a ser uno solo y se siente viejo como el Mundo. Tú dirás que no hay que exagerar, dado que nuestro personaje no trabaja más que una jornada en todo el año. Pero ¿cómo olvidar que Papá Noel es una especie de ciclo anual y que, al cabo de su duodécimo mes de edad, está literalmente acabado?

Pero vamos al reno... quiero decir, al grano:
Papá Noel se siente tan extremadamente cansado al llegar el 25 de diciembre que se desploma en su lecho y se duerme como un tronco en la chimenea. Durante ese sueño se consume lenta y apaciblemente: Pero no para morir, sino para… ¡Renacer!
Porque superando al Ave Fénix, pájaro perezoso incapaz de renacer de sus cenizas más que una vez cada cien años, Papá Noel está de vuelta un segundo después de haberse extinguido. Y cada 1 de enero es el primer día de su vida; comenzando una trayectoria semejante a la de cualquier ser humano: desde la más tierna y lampiña infancia hasta el vejete barbudo, panzudo y cachazudo que todos conocemos.
Y esto, atención, lo hace en 365 días (con un miserable aguinaldo de 24 horas cada 4 años).

Así que ¡Misión cumplida! Ahora no puedes pretextar que no lo sabías.
Estás autorizado a afirmar, durante el primer segundo que precede Año Nuevo:

«  Papá Noel no existe ».

Pero solo durante ese exacto sesenteavo de minuto... y como dudo que consigas acabar la frase en un único y preciso segundo, te recomiendo mejor suscribas la vieja fórmula consagrada por la Historia:


«¡Papá Noel ha muerto. Viva Papá Noel!

10/12/16

Escritores pobres: dos libros contra un pan-chocolate


La Charte des auteurs et illustrateurs pour la jeunesse, principal asociación profesional de Francia en el campo del libro infantil y juvenil, lucha desde hace varios lustros por el respeto y mejoría de las condiciones de trabajo y vida de esos creadores sin los que no existiría la pujante edición francesa para chicos.

En esa dirección ha lanzado una campaña de imformación sobre la realidad de la remuneración que recibimos, en concepto de derechos de autor, los escritores e ilustradores que nos dedicamos en Francia al libro para chicos.

Es que si el volumen de negocios que mueve la edición francesa es impresionante, los porcentajes de remuneración e incluso el respeto de algunos de los derechos de los autores e ilustradores se ven amenazados cada día

La campaña está formada por fotos de diversos autores e ilustradores en su ambiente natural y con un objeto de consumo corriente, cuyo precio se compara con la cantidad de ejemplares necesarios para cubrirlo.

Yo escogí una de las golosinas más populares de Francia: el "pan-chocolate", tan presente en los desayunos y meriendas como el famoso croissant. El precio medio de un pan-chocolate gira en torno a 1,20 euros, y la remuneración de referencia es una novela para chicos que se vendiera a 10 € con de 6% sobre el precio de tapa (en literatura para adultos y en historieta es 10%). En realidad, el cáculo es más que generoso, pues en la realidad, nos proponen 5% del precio de venta y el 6% solo se alcanza a partir de los 12 mil ejemplares que supondría una segunda o tercera edición. En Francia, yo solo he publicado álbumes ilustrados desde 2004, y en ese caso la remuneración puede caer a 4 ó incluso 2%. Esos álbumes se venden aproximadamente a 13€, pero mi best seller está en una edición que, pese a su calidad, solo se vende a unos 5 euros.
Así que, en la práctica, para pagarme un pan-chocolat tendría que sacrificar los ingresos generados por cuatro o cinco de mis más recientes libros franceses.

La campaña no tiene por objeto atacar a los editores que no son, los que se llevan la mejor parte de las sumas generadas por la venta de los libros. Es todo un sistema que hay que revisar, puesto que los costos de difusión y distribución se han descontrolado en una verdadera crisis de superproducción que reduce al mínimo la rentabilidad y duración en el mercado de cada título. La calidad y sobre todo el trabajo de los creadores son las víctimas de conceptos y técnias de marketing extrapoladas por la sacrosanta economía neoliberal.

La tercera novela detectivesca juvenil cubana cumple 40 años

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