10/5/20

TAITA OSONGO en EL CAMINO DE LA LIBERTAD

Editorial Gente Nueva
La Habana, 2016

Otra vez el camino del monte

por Lázaro Andrés


Alguna vez he contado como la bibliotecaria de mi pueblo me llevó a conocer la obra de Joel Franz Rosell. Por entonces tendría yo unos doce años y mi interés en cuanto a la llamada Literatura Infantil y Juvenil se centraba en las novelas de misterio de Enid Blyton.  Casualmente, ya no quedaba en la biblioteca ningún libro de esta autora que yo no hubiese leído y la amable bibliotecaria (qué tiempos aquellos en que las personas que trabajaban en estos lugares eran amables, eficientes y conocedoras del oficio) me sugirió la lectura de El secreto del colmillo colgante. Muchos años después pude leer otros libros de este autor, descubriendo su capacidad para transitar desde el misterio y la aventura detectivesca de la pandilla de Robin Red Corsair hasta las travesuras de una bruja habanera o las peripecias de Taita Osongo.

Y justo me propongo comentar El camino del monte, un libro en el que Taita Osongo es  protagonista y que fuera publicado en la colección Tesoro de la Editorial Gente Nueva en el 2016 con ilustraciones del propio autor.

Para comenzar el análisis habría que aclarar dos aspectos: el primero, que este pequeño cuaderno se emparenta con una obra mucho mayor, La leyenda de Taita Osongo, donde el personaje del título y los que lo rodean son perfilados más claramente, constituyendo toda una saga que escapa a este somero escrutinio y, en segundo lugar, que esta obra sigue una tradición en el manejo del tema central, la esclavitud, que ya había aparecido en Yan el cimarrón de Edwigis Barroso, publicado en 1984 por la propia editorial Gente Nueva y Tatanene cimarrón de Teresa Cárdenas Ángulo, publicada por la Casa Editora Abril en 2006.


Desde el nombre de su protagonista, que evoca el Sóngoro Cosongo de Nicolás Guillén, Joel Franz Rosell deja claras sus intenciones de rescate de un elemento fundamental en la formación de la nacionalidad cubana, aunque ello no impide que en su obra prevalezca la vocación por la universalidad del mensaje, como señalaremos más adelante. Su Taita Osongo se hermana con Yan o Simbao, el abuelo de Tatanene, en el origen, el sufrimiento, la lucha, en el conocimiento de la naturaleza y lo que puede ofrecer al hombre en esa búsqueda del camino del monte que para todos estos personajes deviene camino hacia la libertad. Pero si en los libros de Barroso y Cárdenas sus protagonistas desarrollan sus vidas en Cuba, Rosell opta por la ambivalencia. 

Taita Osongo es rey y hechicero de un pequeño país de África donde es apresado por los traficantes de esclavos que lo traen a América. Si en el citado libro de Teresa Cárdenas, Tatanene precisa fijar las coordenadas geográficas de su antepasado y el abuelo Yan deviene colaborador activo de nuestros mambises en las guerras de independencia, Joel Franz Rosell hace del escenario mágico convencional tan propio de los cuentos tradicionales un arma para concederle universalidad a su texto, pues la trama podría desarrollarse perfectamente en Cuba, Colombia, Brasil, Haití o el sur de los Estados Unidos, por ejemplo. 

Dicho en pocas palabras: Rosell busca y alcanza un equilibrio entre los elementos identitarios que definen la nacionalidad cubana y aquellos que pueden ser asumibles en otros entornos.

En el libro de Edwigis Barroso, escrito en una época poco feliz para la literatura cubana en general, los elementos mágico-religiosos son considerados una superstición debida a la ignorancia de los esclavos. Cárdenas y Rosell, que escriben en una época de mayor apertura, dan relevancia a estos aspectos, al punto de ser parte esencial del relato, con lo que recuperan para el universo infantil ese mundo que ya describiera Carpentier en El reino de este mundo.

Otras inevitables coincidencias podrían señalarse en los tres textos: la crueldad con la que se trata a los esclavos, la aparición del personaje del rancheador con sus perros jíbaros, la descripción de la huida, pero, más que insistir en rasgos comunes al hablar de estas tres obras, o buscar otras referencias en el manejo del folclore y las tradiciones presentes en la obra de Dora Alonso, quiero detenerme en algunos aspectos que pueden hacer de El camino del monte, más que una revisitación al universo del esclavo cimarrón, un texto único e interesante para el público infantil.




Joel Franz Rosell basa su historia en la clásica dicotomía entre el héroe que debe vencer diferentes obstáculos para alcanzar sus propósitos y el antihéroe que vuelve a tener un nombre que es todo un símbolo de opresión: Severo Blanco. Enriquecido gracias a la trata negrera, el antihéroe es un latifundista, dueño de la vida de Taita Osongo, a quien maltrata, pero cuyos poderes mágicos teme. Así, decide deshacerse del esclavo, imponiéndole como condición que abandone sus extensos dominios. Para lograr su meta, Taita Osongo deberá sobreponerse a la fatiga y, en un recurso habitual en los cuentos tradicionales, encontrará a lo largo de su recorrido a diversos personajes a los que ayudará y que, a su vez, le ayudarán en el futuro.

El universo mágico propio de las fábulas y la influencia de los elementos de la tradición y leyendas de la cultura africana, sus huellas en el folclore de Cuba, dominan el recorrido del héroe. Está el güije, presencia reiterada en el imaginario del centro de la isla, la lechuza y el majá, este último retomando la leyenda africana de la pérdida de sus extremidades, pero con un giro interesante: la desaparición de las patas no es un castigo divino, sino una opción que el animal aprueba y supone una liberación.

El encuentro de Taita Osongo con estos personajes sigue un patrón idéntico. El protagonista en fuga descubre al personaje secundario en deplorables condiciones físicas e inquiere los motivos. Los interrogados, a modo de queja, afirman no poder soportar su situación actual. Taita Osongo quiere saber si es que carecen de libertad y, al conocer que no es esa la causa de sus penas, busca los motivos y justo en la explicación de los mismos, Joel Franz Rosell hace un guiño al momento actual. El güije ha visto reducido su espacio vital, su laguna ha desaparecido por el uso indiscriminado del agua; la lechuza no soporta el ruido, la agitación del universo que la rodea, y el majá sufre para sobrevivir debido a que sus extremidades más que contribuir a su desplazamiento lo imposibilitan, un guiño a la necesidad de deshacernos de lo superfluo en pro de lo que resulta imprescindible. Velada o no, hay una referencia ecologista, un mensaje subliminal para los más pequeños respecto a la necesidad de proteger nuestro entorno y los recursos de que disponemos.

Pese a su agotamiento, Taita Osongo socorre a los tres personajes, no solo proponiendo una solución, sino contribuyendo a llevarla a cabo, transmitiendo con ello el mensaje de solidaridad, de la necesidad de hacer siempre el bien al prójimo para sentirnos bien con nosotros mismos, más allá de la espera de cualquier recompensa. La ayuda que el protagonista recibe para alcanzar el triunfo que significa respirar a sus anchas el aire verde y puro de la libertad deviene, más que premio a la bondad y el desprendimiento, justicia; pleno reconocimiento de que la amistad consiste en dar lo que se tiene y no solo lo que sobra, incitando a los pequeños lectores (ojo, no hay que considerarlos nunca lectores de pequeñeces) a recordar esa cita martiana que afirma que se es bueno porque sí.

Con un lenguaje diáfano, muy acorde con las características del grupo etario al que va dirigido, El camino del monte apoya su diégesis con imágenes resueltas en pocos trazos y figuras humanas simplificadas, variedad cromática y elementos simbólicos como el bastón y el calzón corto que definen la humildad y fatiga de Taita Osongo, o  la corpulencia, sombrero y bigote de negreros y/o rancheadores. 

A diferencia de la defensa de una negritud ninguneada o al menos menospreciada que propone Cárdenas con Tatanene…, o el exceso de corrección y detalle del texto de Barroso, Rosell apela a contar una historia más sencilla, cuyo mensaje pueda ser asimilado por niños de cualquier geografía y probablemente allí radique su mérito, ese duende que recorre toda la narrativa de este autor y lo convierte en alguien capaz de convencer con lo que escribe y de vivir muriendo hasta alcanzar (…) la perfección soñada, palabras de la gran autora de libros para niños Nersys Felipe, aparecidas en el libro El fuego sagrado. Los escritores cubanos para niños se confiesan para describir el ideal de un autor de literatura infantil.



Bibliografía

Alonso,Dora: Ponolani. La Habana. Ediciones Granma, 1966.  
Barroso, Edwigis: Yan el cimarrón. La Habana. Gente Nueva, 1984.
Blyton, Enid posee una amplísima bibliografía publicada en España por las editoriales Molino y Juventud en los años 60)
Cárdenas Ángulo, TeresaTatanene cimarrón. La Habana. Casa Editora Abril, 2006.
Carpentier, Alejo: El reino de este mundo. México, D.F. Edición y Distribución Iberoamericana de Publicaciones, 1949.
Felipe, Nersys: "La escritora que a veces soy" en El fuego sagrado. Los escritores cubanos para niños se confiesan. La Habana. Editorial Gente Nueva, 2013 (primera versión: Guantánamo. El Mar y la Montaña, 2006).
Guillén, Nicolás: Sóngoro Cosongo. Poemas mulatos. La Habana. Úcar García, 1931.
Rosell, Joel Franz: El secreto del colmillo colgante. La Habana. Gente Nueva, 1983, 
____________: La bruja de La Habana Vieja (para que se enteren de lo taviesa que es Porfiria Xenobia Marieka). Santa Clara. Editorial Capiro, 1999.
____________: Taita Osongo. El camino del monte.  La Habana. Editorial Gente Nueva, 2016. Ilustraciones del autor.
____________: La leyenda de Taita Osongo. Fondo de Cultura Económica. México, 2006; Editorial Capiro. Santa Clara, 2010 y Ediciones Matanzas, 2014). Primera edición, en lengua francesa: 2004 (Ibis Rouge. Cayena). Edición más reciente, en francés, con ilustraciones del autor: 2017 (Orphie. Saint-Denis de La Réunión)




1/4/20

El libro y su futuro. 800 palabras de 40 autores


Mi primer editor español, Ediciones de la Torre, ha celebrado sus 40 años en el mundo de la edición de calidad con la publicación de una compilación de textos sobre el libro, la lectura y su futuro.



40 miradas sobre el libro y su futuro
VARIOS AUTORES
PRÓLOGO: Rogelio Blanco
EDICIÓN: José Manuel Delgado y Manuel Suárez
Ediciones de la Torre. Madrid, enero de 2020
col. BIBLIOTECA DE NUESTRO MUNDO 
ISBN: 978-84-7960-833-0
TAMAÑO: 16 x 24 cm PÁGINAS: 192
ENCUADERNACIÓN: Rústica con solapas
Imagen de cubierta: detalle de la Biblioteca de El Escorial
precio: 14,00 euros
Como ocurre con todos los títulos de Ediciones de la Torre, 0,7 % del beneficio bruto de este libro se destina a proyectos de ayuda al desarrollo en el Tercer Mundo a través de Organizaciones No Gubernamentales.
 
El volumen recoge 40 textos de otras tantas personas de muy diferente edad (de 24 a 92 años), de diversas profesiones relacionadas con el Libro (bibliotecarios, docentes, editores, escritores, ilustradores, periodistas, libreros, distribuidores, traductores, prescriptores y animadores de la lectura…) de diferente origen y condición social, pero todos ellos grandes lectores y amantes convencidos del valor supremo del libro en la Cultura y en la Sociedad. Textos forzosamente breves pero pensados, y sentidos, combinando experiencias personales o profesionales con reflexiones que animarán al lector a contrastarlas con las suyas propias. 

He aquí mi contribución:



¿SOLO OCHOCIENTAS PALABRAS PARA DECIR QUÉ ES, PARA MÍ, UN LIBRO?


La lectura: esa felicidad tan accesible
        Jorge Luis Borges


En materia de grandes desafíos, los que atañen a la literatura vienen encabezados por la obligación de decir mucho en pocas palabras. En quienes escribimos para niños, la brevedad es pan cotidiano puesto que nuestros lectores aborrecen la verborrea y prefieren el cuento, género inseparable de la capacidad de síntesis. Sin embargo, cuando se trata de hablar de la importancia de los libros y la lectura, ¿qué escritor (lector que ve historias en cualquier página en blanco) estimará que se le concede espacio suficiente?

Tengo la impresión de que la página impresa me ha acompañado siempre. De los raros recuerdos que conservo de mi primera infancia, uno de los más vívidos tiene que ver con la lectura… O con la privación de lectura, puesto que se trata de aquella montaña de historietas que quedó abandonada cuando nos mudamos del pueblo natal en una época en que yo apenas comenzaba a deletrear. Aquellas historias que no pude apropiarme, dejaron en mí un vacío que, hasta hoy, intento llenar con mis propias invenciones.

Pero por muchas que pueda crear, nunca recuperaré aquellas historias perdidas. Por eso leo, leo vorazmente; como si en ello me fuera la vida… Porque en ello me va la vida. Mi(s) otra(s) vida(s): esas que solo los libros nos permiten tener.



Todo lector ardiente asedió Troya con Aquiles y Agamenón, visitó la corte del Gran Khan en compañía de Marco Polo, creyó batirse contra gigantes molineros a lomos de Rocinante y besó a Julieta (o a Romeo) en un florido balcón de Verona. 

Todos fuimos desmesurados o liliputienses en la piel de Gulliver, civilizamos una isla desierta mano a mano con Robinson y estuvimos en Marte gracias a Ray Bradbury. 
Los libros raramente modifican nuestro modo de pensar y resolver nuestra agenda cotidiana; pero eso no significa que no nos cambien la vida, puesto que ponen en ella sucesos que trascienden el polvo de los días. 


Los lectores intensos dejamos de hacer cosas para leerlas (leer es una forma de hacer, pero no con el cuerpo sino con el alma). Como dijo Borges, la lectura nos permite recordar cosas que no hemos vivido. Pero ¿realmente no las hemos vivido? Si las hemos leído bien, las hemos incorporado a nuestra singladura. La bibliografía de mi vida es parte de mi biografía.



Escritor y lector ardiente tienen en común el artificio de Penélope: destejer negras líneas de palabras para retejer en los espacios en blanco su propia versión de la obra. Escritores y lectores carecemos de la fidelidad y perspicacia de la reina de Ítaca y aceptamos por momentos a falsos pretendientes… hasta que despertamos del error y retornamos a la paciente espera/búsqueda del auténtico Odiseo.
 

Una verdadera obra de arte (cuadro, filme, libro) contiene numerosas puertas cerradas, concebidas menos deliberadamente por el autor que por su inextricable subconsciente. Es tarea del aficionado, espectador o lector descubrir (lo digo en el sentido de retirar el velo que oculta una escultura) qué hay del otro lado.

Leer no es caminar sobre los pasos del que escribe. El lector emprende a solas la misma senda que el autor y alcanza inevitablemente el mismo punto de llegada. Pero los dos no andan al mismo ritmo, no reparan en similares detalles ni sufren iguales percances. 

El lector no viaja con el mismo equipaje, ni lo hace en idénticos día y hora (a menudo, autor y lector son individuos enclavados en épocas y bajo cielos muy distintos y distantes). Lector y autor cruzarán la ruta de personajes tan parecidos como diferentes, no verán al mismo pájaro volar (o sí, pero en dirección opuesta), no compartirán jamás -al milímetro- sensibilidad, convicciones y necesidades estéticas). Incluso las hierbas del camino parecerán otras; aunque la especie no haya mutado un gen, la estación no será la misma, no soplará idéntica brisa y, lo que es más importante: incluso si todas las condiciones externas se repitiesen con atómica precisión, la nariz es la de otro.

Insisto en las semejanzas entre un lector apasionado y un escritor de talento sin olvidar que José Martí dijo: “Leer es andar, escribir es ascender”.

Cuando un gran escritor cuenta el Himalaya, sus palabras no padecen falta de oxígeno. Al contrario, sus palabras tienen la inmensidad, la pujanza, la inigualable pureza de las cumbres.

Es ese oxígeno perfecto lo que buscamos en los libros. Demasiado viciado es el aire de nuestras vidas, y solo podemos terminar el largo y tortuoso camino si de vez en cuando nos llega el soplo vivificante. Haz correr ante tu rostro las páginas de un libro y sentirás la brisa virginal.

Joel Franz Rosell
Paris, 6 de enero de 2020


Los otros colaboradores del volumen son: 

Gonzalo Alegría • Antonio María Ávila • Jesús Ayuso • Antonio Basanta Reyes • Josefina Betancor • Antonio Cánovas del Castillo • Miguel Calatayud • Fernando Carratalá • Marina Casado • Clara Cortés • Gonzalo Crespi de Valldaura • Mari Carmen Díez Navarro • Antonio de la Fuente Arjona • Concha García • Félix García Moriyón • José María G. de la Torre • Juan Armindo Hernández • Marta Higueras • José Luis Largo • José Manuel Lucía Megías • Emiliano Martínez • Elena Martínez Blanco • María Asunción Mateo • Federico Mayor Zaragoza • Juan Mollá • Mirta Núñez Díaz-Balart • Enrique Obregón Valverde • Manuel Obregón • Víctor M. Obregón • Andrés París • Raimundo Pérez-Hernández y Torra • Manuel Rico • Antonio Rodríguez Almodóvar • Amelia Romero • Ana Santos Aramburo • Felipe Sérvulo • Eugenio Suárez-Galbán Guerra • Álvaro Torrente • Pere Vicens Rahola



El libro fue presentado el 3 de marzo de 2020 
en la Biblioteca Nacional de España 
con participación de 
José Manuel Delgado de Luque, Manuel Suárez González, Rogelio Blanco, José María de la Torre y Ana Santos Aramburo.


Comencé mi colaboración con Ediciones de la Torre a principios de los años 90. Cuando todavía vivía en Brasil propuse mi libro recién estrenado en portugués (Era uma vez um jovem mago. Editora Moderna. Sao Paurlo, 1991) y aunque fue inmediatamente aprobado, su publicación solo tuvo lugar cuatro años después, en una versión ampliada, reorganizada y corregida que ha cosechado muy buenas críticas y que fue mi primer libro español, y el más antiguo que tengo en catálogo:




21/3/20

CONFIESO QUE HE LEÍDO (Y AMADO) "CUENTOS DE GUANE", DE NERSYS FELIPE


Hace años que me prometo un estudio detallado del mejor libro de la literatura infantil cubana (por lo menos hasta fines de los años 90, cuando El oro de la edad, del prematuramente fallecido Ariel Ribeaux, se le pone al pairo). Mientras cumplo mi promesa, he aquí las líneas que consagro al magistral libro de Nersys Felipe en mi todavía inédita tesis de máster "Evolución del discurso en la literatura cubana para niños y jóvenes (1959-1989)" (1): 

Cuentos de Guane
Premio Casa de Literatura para Niños y Jóvenes
Editorial Casa de las Américas
La Habana, 1975


En 1975 una autora casi desconocida obtiene el prestigioso premio Casa de las Américas en su primera convocatoria de libros para niños y jóvenes.  Con Cuentos de Guane, Nersys Felipe publica la primera obra infantil cubana que rompe totalmente con el discurso basado en la comunicación pragmática.
Su enunciado es perfectamente coherente con lo contado, con el destinatario infantil y con el punto de vista del narrador-personaje, que es simultáneamente el punto de vista de la autora, en el sentido de que narra desde sí y para sí, desterrando todo predominio de consideraciones de utilidad social.
Los personajes de Nersys Felipe no constituyen un tejido de representaciones sociales en función de un mensaje ideológico, son reelaboraciones de seres reales, significativos en su historia personal y en el universo creado por el relato. Lo anterior no excluye alguna que otra frase de explícita función axiológica, pero lo que hay en Cuentos de Guane son sobre todo consideraciones éticas y su didactismo procede de la vieja tradición educativa de la literatura infantil.
La trama sigue dos líneas conductoras: la lineal, que une el primer y último cuentos (viaje del niño narrador al pueblo en que asistir  al sepelio de su abuelo) y la afectiva, que encadena el resto de los relatos (combinación de recuerdos cercanos -sus actividades y juegos en los viajes a Guane- y remotos -las cosas que le han contado las dos generaciones de su familia). Es un conjunto de cuentos y viñetas que construyen el micromundo que integran la casa de los abuelos y el pueblo.
La primera prueba de que la autora tiene muy en cuenta las características del receptor está en la elección de un niño, sin nombre ni descripción, como protagonista y narrador. Esto permite hacer más asequibles al lector los elementos de esos mundos distantes en que vivió la generación de los abuelos (casi decimonónico) y en que ocurrió la infancia de los padres (bien avanzado el período republicano). Todo muy distante de la época de la Revolución, que es la del protagonista y los lectores y se patentiza por medio de contadas y episódicas alusiones a actividades y valores (que al ser semejantes a los del lector, la autora puede dejar sin ampliación).
Otros elementos acercadores son el tratamiento coloquialista del lenguaje, en particular en los di logos, la percepción ingenua del niño, el relieve dado a juegos y otros placeres propios de la edad, la presencia de un primer amor infantil, e incluso el uso de alguna onomatopeya.
Rasgo dominante es la ternura explícita o implícita, que compensa la vaga tristeza dominante y favorece el tono levemente melodramático del final, en que se combina la muerte del entrañable personaje que acaba siendo el abuelo, con el nacimiento del potrillo, tan esperado por el protagonista.
Del primer episodio, "El viaje a Guane", al último, "En Guane", se va conformando un mundo deseable (pese a sus momentos dolorosos), con su galería de personajes de trazos vivos y sobrios y los atributos del lugar -plantas, animales, objetos antiguos y anécdotas.
Los catorce cuentos y viñetas, en grupos de dos o tres, se reagrupan en unidades que presentan (I) la familia, (II) escenas de la vida de la primera generación -pasado remoto-, (III) elementos de la infancia de la segunda generación -la madre y dos de sus hermanos-, (IV) el mundo de la tercera generación -el niño narrador, su hermana y amigos-. Queda lo que podríamos considerar una quinta unidad, que retoma a los protagonistas más viejos y al personaje más joven (el potrillo que está por nacer) y que desarrolla el tema de la muerte, motivo determinante, pero solo revelado al final del libro: primero se narra la historia de la cuñada del abuelo, que perdió a sus cinco hijos en una epidemia, y a continuación se cuenta el velorio, haciendo sólo en este momento evidente que el casi centenario abuelo ha muerto.
Nersys Felipe ha sabido construir un enunciado muy eficaz, con esa voz que combina su propia visión nostálgico-poética y la ingenuidad de la percepción y expresión de un niño. Los di logos, en cambio expresan por lo general un sabroso coloquialismo, con la perceptible excepción de los parlamentos correspondientes al abuelo, que son artificiosos y enfáticos, concebidos con una intencionada función de referencia ética que remite al concepto tradicional del más anciano como depositario del saber y las reglas de la comunidad.
Esta obra sobresale por su rigor y coherencia. Lo acertado del punto de vista permite un acercamiento a la temática de la muerte, a la relación entre niños y adultos, a la fluidez pasado-presente-futuro, y justifica el propio lenguaje, cuyo tono poético no lo conduce a los gratuitos abalorios que acabar n poniéndose de moda, en parte por una mala imitación de esta misma obra, y en parte para encubrir la pobreza de las fábulas que abundar n en la narrativa que estaba por venir.
Igualmente contribuyen a la inédita perfección del libro el tratamiento del tiempo y el espacio -círculo y microcosmos- y el saldo trascendente propiciado por los temas evocados.
Cuentos de Guane resulta excepcional no solo dentro de la narrativa infantil cubana, sino dentro de la obra de la propia Nersys Felipe, que no logrará igualar con Román Elé (pese a obtener también el premio Casa de las Américas), ni con sus siguientes libros, el nivel entonces alcanzado.

Ninguna de las abundantes y siempre elogiosas valoraciones dedicadas a esta obra en Cuba ha mencionado lo que nos parece ser su primer mérito: la renovación del discurso que, desde entonces, pasa del imperio de la comunicación pragmática al de una cada vez más pujante comunicación literaria.

En 1975, y durante por lo menos diez años más, el primer elogio que se hacía de un libro infantil era destacar su aporte a la formación de la conciencia comunista de la joven generación. En tales circunstancias, declarar que lo excepcional de Cuentos de Guane era precisamente no hacer concesión ninguna en aras de esa tarea equivaldría a colocarlo -junto a los caminos que abría- en la picota.

en compañía de Nersys Felipe y Gerardo Fulleda
Jornadas internacionales de literatura infantil
Hotel Habana Libre, febrero 2015


(1) Evolución del discurso en la narrativa cubana para niños y adolescentes (1959-1989). Université Paris III (Sorbonne Nouvelle. UFR: Etudes Ibériques et Latino-américaines. París, 1998. Tutor: Dr. Claude Fell.






4/2/20

Vietnam, Félix Pita Rodríguez y yo


VIETNAM, FELIX PITA RODRIGUEZ Y YO











Como para cualquier cubano de mi generación, Vietnam, su guerra de reunificación nacional, los terribles bombardeos estadounidenses sobre la república socialista del Norte, la mítica guerrilla del Sur y la victoria final sobre Saigón y su aliado yanqui, fueron mucho más que una batalla ideológica lejana, un deber de solidaridad o una actualidad –a veces dolorosa y a veces entusiasta- en la prensa cubana.

Apasionado seguidor de la política internacional, antimilitarista convencido y defensor de toda causa progresista, la guerra de Vietnam la viví casi como algo personal. 
Sin embargo, cuatro años después de la victoria y la reunificación, la República Socialista de Vietnam estaba bastante lejos de mis preocupaciones de alumno de quinto año de la Facultad de Humanidades de la Universidad Central de las Villas, a punto de comenzar su tesis de grado sobre literatura cubana.

Sin embargo, llegado el momento de escoger entre las dos líneas de investigación posibles: una poco atractiva investigación bibliográfica sobre la narrativa cubana de principios del siglo xx, que dirigían dos de mis profesores, y la obra de Félix Pita Rodríguez, a cargo de la exigente doctorante Aymée González Bolaños, el lejano país del Sudeste asiático, volvió a entrar en mi vida.

La profesora González Bolaños trabajaba desde hacía años en la obra de Félix Pita Rodríguez (Bejucal, 1909-La Habana, 1990) y entre los temas que proponía a los futuros licenciados estaban sus “cuentos tempranos”, que escogió mi condiscípulo José Luis Rodríguez de Armas, y las prosas de tema vietnamita del gran poeta, narrador, ensayista y dramaturgo, futuro Premio Nacional de Literatura.

Las visitas que hicimos en esa época al fabuloso conversador que era Félix Pita, eran en sí mismas una amplia retribución; pero lo cierto es que si escogí sus prosas de tema vietnamita es porque incluían su emotivo volumen “Niños de Vietnam”. Como ya entonces yo era conocido como crítico de literatura infantil, me propuse de esa forma evitar que me ocurriera como a otros de mis condiscípulos, cuyo trabajo de investigación se disolvía en el interior del ambicioso doctorado de nuestra profesora guía.

Apenas recibirme de licenciado en filología, presenté una parte de mi trabajo de diploma al premio de Ensayo del concurso Abel Santamaría, de la Universidad Central de Las Villas. A pesas del premio, mi texto quedó inédito hasta marzo de 1981, cuando publiqué una versión condensada, titulada "Niños de Viet Nam: flor de literatura solidaria" en el número 213 de la revista Universidad de la Habana.











Tengo en algún sitio un ejemplar de la revista, o de las páginas que en ella ocupó en mentado texto, pero estoy en plena mudanza y no he podido encontrarlo. Adjunto, no obstante, el escáner de algunas páginas de mi tesis “Vietnam en Félix Pita Rodríguez (la prosa)” que incluía, además de un estudio minucioso de “Niños de Vietnam”, el análisis del intenso volumen testimonial sobriamente titulado “Vietnam” y de textos diversos, de carácter narrativo o periodísticos en torno a la especial relación que tuvo el poeta de Bejucal con Vietnam (donde estuvo dos veces, durante la guerra y tras la victoria) y con el presidente Ho Chi Mihn quien dejó una profunda huella no solo en la obra sino en la concepción del mundo de Félix Pita Rodríguez.




29/10/19

SALON INTERNACIONAL DEL LIBRO DE LA GUAYANA FRANCESA





Con Cuba como País Invitado, en esta tercera participación en el Salón Internacional del Libro de la Guayana Francesa, he tenido la inmensa satisfacción de no ser el único escritor de la mayor isla del Caribe. Doble alegría puesto que allí me encontré con Nancy Morejón (poeta residente en La Habana), Karla Suárez (novelista y cuentista, residente desde hace una década en Lisboa) y Lorenzo Lunar (autor de novela policíaca, de Santa Clara, mi casi ciudad natal).

a punto de comenzar el "café littéraire" en torno a la literatura y actualidad cubanas
                 
encantados de compartir el ardiente sol de Guyane


pequeña muestra de los libros que pusimos en venta en el Salón



Esta ha sido mi tercera participación en el  Salón del libro de Guyane. 

En 2001, llegué con mis primeros tres libros franceses:

publicados por la transnacional Hachette en 1998, 2000 y 2001
actualmente son inencontrables en francés (pero no en casellano)
así que espero verlos regresar al público galo...

Haïti fue el país invitado en aquella ocasión


 



En 2005 fue América Latina el tema central...

... y compartí con mis colegas y amigas brasileñas ANA MARIA MACHADO y LENY WERNECK


Fue la ocasion de presentar la premera versión (guyanesa) de mi mejor libro


... el cual no tardaría en conocer nuevas versiones y traducciones (México, Brasil, Cuba, Argentina...)




En cada una de mis visitas pude compartir con mis jóvenes lectores... en diversos lugares de la Guayana Francesa:

En 2001 fue en Cayena, la capital del departamento, y en Regina, en plena selva amazónica, cerca de la frontera con Brasil.

En 2005, fui a Iracoubo, en la costa oeste, y Maripassoula, también en plena selva, pero esta vez junto al río que separa la Guayana Francesa de Surinam.



                       

Esta vez volví a Iracoubo



y me detuve por primera vez en Sinnamary, localidad vecina de Kourou (centro espacial europeo) donde los alumnos del colegio Elie Castor me recibieront con una simpática adaptación de los últimos capítulos de La leyenda de Taita Osongo







En cada viaje he podido acercarme a la fascinante naturaleza amazónica de la Guayana


                             A ORILLAS DEL OYAPOC, EN LA FRONTERA CON BRASIL (2001)

A BORDO DE UN CAYAC EN EL MISTERIOSO ARROYO GABRIEL (2005)

O EN PIROGA A MOTOR, SOBRE LAS DENSAS AGUAS DEL RÍO MAHURY (2019)

DE REGRESO EN CACAO, LA ALDEA DE LA ETNIA HMONG (VIETNAM, LAOS, CHINA)




¡HSTA PRONTO...!

La tercera novela detectivesca juvenil cubana cumple 40 años

https://elpajarolibro.blogspot.com/2017/01/la-novela-detectivesca-juvenile-siempre.html EL SECRETO DEL COLMILLO COLGANTE La tercera novela d...