9/8/13

El ministerio de educación de Argentina ofrece a las escuelas públicas la novela cubana "La leyenda de Taita Osongo"



El Ministerio de Educación de la República Argentina adquirió 16 892 ejemplares de La leyenda de Taita Osongo a fin de ponerla gratuitamente a disposición de los alumnos de las escuelas públicas de toda la nación. La edición ha corrido a cuenta del Fondo de Cultura Económica-Argentina que reprodujo la edición original del Fondo de Cultura Económica (México, 2006), con las magníficas ilustraciones del también cubano Ajubel.

La leyenda de Taita Osongo es una novela para adolescentes que recrea el inicuo mundo de la esclavitud y la trata negrera organizadas por las potencias coloniales europeas a fin de disponer de la mano de obra barata indispensable a la explotación de sus colonias en América; en particular en aquellas zonas (en general la cuenca del mar Caribe) donde la población precolombina resultaba insuficiente para desarrollar la economía de plantaciones.

No se trata de una novela histórica o con pretensiones didácticas, todo lo contrario: es una novela de estilo poético en la que magia, amor y aventura se combinan para conseguir una historia intensa, con personajes que puedan seducir al joven lector. Esto no quiere decir que yo me aparte de un tratamiento riguroso de la problemática; de una manera no del todo consciente, lo que me propuse fue revivir el difícil proceso de mestizaje que dio origen al pueblo cubano y a mi propia familia.

La trama parte del enfrentamiento entre Taita Osongo, rey-mago de un país imaginario de Africa, y el astuto e inmisericorde traficante Severo Blanco. Junto con numerosos hombres y mujeres de su pueblo, Taita Osongo se ve trasladado al ingenio azucarero que se compra su enemigo, enriquecido por el tráfico negrero. La lucha entre los dos hombres es el centro de una historia que alcanza su máxima tensión cuando la hija de Don Severo y el nieto del taita, que entonces vive solo en el monte, deciden unir sus destinos pese a la oposición de la sociedad esclavista.


La trama parte del enfrentamiento entre Taita Osongo, rey-mago de un país imaginario de Africa, y el astuto e inmisericorde traficante Severo Blanco. Junto con numerosos hombres y mujeres de su pueblo, Taita Osongo se ve trasladado al ingenio azucarero que se compra su enemigo, enriquecido por el tráfico negrero. La lucha entre los dos hombres es el centro de una historia que alcanza su máxima tensión cuando la hija de Don Severo y el nieto del taita, que ha sido desterrado al monte, deciden unir sus destinos pese a la oposición de la sociedad esclavista.

Como ya dije, la magia y la poesía se unen en esta novela, y la solución del conflicto pasa por episodios mágicos, inspirados en el cuento tradicional, pero menos en la cultura afrocubana, como podría esperarse, que en la tradición occidental (utilizo recursos frecuentes en la leyenda y la estructura de un cuento ruso recogido por Afanásiev). También me he nutrido de fuentes literarias cubana: Taita Osongo toma su nombre de su imaginario país que he llamado Sóngoro Cosongo como el segundo libro de Nicolás Guillén, el inventor de la poesía mulata. También hay referencias al gran clásico de la literatura infantil cubana Caballito blanco, de Onelio Jorge Cardoso y una extraordinaria coincidencia con la gran novela cubana sobre la trata Pedro Blanco, el negrero, de Lino Novás Calvo.

“La leyenda es ciertamente mi libro más comprometido y uno de mis más ambiciosos por su elaboración formal. Aborda la cuestión de la esclavitud y el racismo sin las intenciones pedagógicas y morales que suelen lastrar tanto libro sobre este y otros temas IMPORTANTES. Escribí este libro con el mismo cuidado por la buena y bella historia que he puesto en otros libros “sin tema”.

Esta es la primera vez que “… Taita Osongo” tiene una difusión a la altura de mis expectativas. A causa de una promoción ineficaz o de una demanda insuficiente por no ser uno de los temas de moda, o porque en los países de América Latina que no tuvieron mucha esclavitud africana pueden creer que mi libro no les es útil; aunque también puede ocurrir paradójicamente lo contrario: que los países que sí pasaron por el horrendo sistema esclavista se resistan a recordarlo. Tal desinterés hasta sería comprensible si mi libro no tuviera la necesaria autonomía literaria. Pero lo cierto es que mi historia puede funcionar como una leyenda o relato un tanto mítico con cualquier otra temática de fondo.

Mi experiencia con lectores de países muy diversos, me ha permitido comprobar que funciona como una “simple” historia de amor en tiempos de cólera. La injusticia: sea económica, política, religiosa, étnica o generacional existe siempre e incendia cualquier corazón adolescente. Estoy persuadido de que lo mismo un japonés que un noruego, un panameño que un egipcio pueden entender y disfrutar mi historia.

La leyenda de Taita Osongo apareció primero en su traducción francesa (Ibis Rouge. Cayena, 2004) y cuenta con una traducción al portugués (Ediçoes SM do Brasil, 2007). Fue seleccionada por el Banco del Libro (Venezuela, 2009) como uno de los mejores libros juveniles de autor latinoamericano publicados en el período.

Pero lo cierto es que escribí ese libro en Cuba, en 1983 y gané con él el Premio Heredia, que otorgaba por entonces la Unión de Escritores y Artistas en Santiago de Cuba (donde yo vivía entonces). Aunque me propusieron su publicación en la Editorial Oriente, desistí de hacerlo pues sentía que algo faltaba en esa primera versión (titulada "El amo y el mago o La leyenda del algarrobo y la orquídea"). Tardé 18 años en comprender que el problema estaba en la falta de solidez del antagonista, Severo Blanco. Una vez resuelto el problema y reelaborados los primeros capítulos, presenté el libro a mis editores franceses y españoles. Finalmente, fue en Francia y luego en México que se estrenó la obra.

En Cuba, donde no se comercializan libros extranjeros y por tanto es el único país de América Latina donde resulta imposible conseguir la edición mexicana, La leyenda de Taita Osongo ha debido contentarse hasta el momento con una edición casi simbólica de 800 ejemplares  realizada por una pequeña editorial provincial (Ediciones Capiro, Santa Clara, 2010). Rara paradoja en un país que se fraguó en el ardiente crisol de la esclavitud, pero cuenta raras las novelas sobre la esclavitud, la trata negrera y el racismo.
una de mis ilustraciones para la edición cubana de La leyenda de Taita Osongo

Con 11 millones de habitantes, solo tres veces menos que Argentina, Cuba publica actualmente una media de 2000 ejemplares por título. De todos modos, yo he tenido mejor acogida en la nación sureña, donde –frente a cinco títulos cubanos- he visto siete de mis libros (Pájaros en la cabeza corrió una suerte parecida a La leyenda… al llegar a las escuelas públicas gracias a una edición especial de Kalandraka para la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires).


Para más información, ver la página dedicada a La leyenda de Taita Osongo en este mismo blog:

6/8/13

¿Qué hace un cubano que no baila en un festival de salsa? ¡Literatura, por supuesto!


 
Tempo Latino es quizás el más importante festival de músicas latinas (léase Salsa) de Francia. Vic Fezensac, pequeña ciudad de Gascuña (la patria de D’Artagnan) en el sudoeste francés, ve duplicada su población por la afluencia de aficionados a la salsa que llegan enteramente decididos a menear el esqueleto al ritmo de las músicas afrolatinas durante los cuatro intensos días del festival.

 
Yo nunca había estado en el sudoeste de Francia, donde los Pirineos y España están siempre en el horizonte: una región que se distingue por la ruda franqueza y las exageraciones del gascón, por su gastronomía intensa y peculiar (de allí viene el famoso foie-gras, el cassoulet y ese coñac volcánico y perfumado que es el Armagnac) y poseedor de una naturaleza y una arquitectura indiscutiblemente meridionales.

plaza del viejo Vic

almanaque del siglo (los gascones no hacen nada en pequeño)

el "carrelat" (callejón) Pudent
                                            
Para su vigésima edición, Tempo Latino escogió como estelar padrino al colombiano Yuri Buenaventura y su orquesta (compuesta a partes casi iguales de colombianos y franceses, todos virtuosos). Entre los grupos que repletaron cada noche el graderío y la pista de la plaza de toros de Vic, también destacaron el cubano Maraca y su orquesta, el angolano Ricardo Lemvo y su grupo, los colombianos La 33, los franceses No Jazz y otros muchos, que también animaron los diversos locales de música y baile situados en varios puntos de la ciudad.
 
Pero ¿qué hace en un festival de salsa un cubano que no baila? Los que me conocen saben que “tengo el pie cuadrado”, y aunque no tenga la oreja ídem… ¿por qué me pagarían el viaje desde Paris hasta ese pueblito gascón enloquecido por tumbadoras, trompetas y maracas? 

Pues para hacer literatura, ¿qué otra cosa iba a ser?











Es que Tempo Latino no es solo baile y concierto, también hay clases de baile, exposiciones, venta de artesanía, gastronomía y bebidas exóticas y, lo que nos interesa, literatura. El “invitado literario” es un momento al abrigo de los decibeles musicales durante el cual un autor originario de América Latina o experto en las literaturas de la región, comparte con un público tal vez menos numeroso que el de los conciertos, pero no menos apasionado.

Remonté hasta mi infancia, que coincide con los inicios de la literatura infantil "revolucionaria"
 
 
 
photo de Gabrielle Saplana

Para la vigésima edición (25 al 28 de julio pasados) tuve el honor de ser el elegido. En mi conferencia, que escribí y dicté en francés, así que tardaré un poco en publicarla en este u otro sitio, hablé de la literatura infantil cubana contemporánea, situándola en el contexto de la reforma educativa, cultural, social e ideológica emprendida por la revolución castrista tras tomar el poder en enero de 1959. Inicialmente nacionalista, agrarista y popular, el proyecto giró rápidamente hacia el socialismo. Lejos de abordar la cuestión con la distancia del estudioso, la enfoco como protagonista, puesto que mi carrera literaria (como lector primero y como escritor, después) está íntimamente vinculada a las aventuras de la literatura infantil cubana en los fundacionales años 60, los dogmáticos 70, los innovadores 80, los críticos 90…


Al final de la conferencia dediqué mis libros al interesado publico
(fotos de Gabrielle Saplana)
 
Mi intervención fue “ilustrada” por un grupo de jóvenes actores franceses que hicieron una lectura dramatizada y musicalizada de tres de mis textos traducidos al francés, y concluyó con la venta y firma de ejemplares de mis cinco libros disponibles en el mercado galo y parte de la veintena de títulos que actualmente tengo en catálogos españoles e hispanoamericanos.

 
Literatura y música han estado siempre íntimamente ligadas en Cuba, y en América Latina en general. De regreso de mi conferencia o a la vuelta de los conciertos, que cada noche se prolongaban hasta las 2 de la mañana, no pude dejar de detenerme a contemplar, con verdadero asombro, aquellos cientos de franceses que bailaban los más variados ritmos latinos con el mismo fervor (aunque no la misma técnica, claro) que en cualquier carnaval caribeño. La prueba en este corto video…
 
Sin dudas el Mojito ayuda a cubanizarse. El bar oficial de Havana Club lo vendía en botellas de plástico para que los bailarines pudieran llevarlo a la pista de baile y refrescarse (las temperaturas oscilaron entre ¡35 y 38°C!).
 

 
¿Más sobre Tempo Latino?                 
                                             www.tempo-latino.com

 

22/7/13

Brasil: más libros y menos iglesias

Durante mi estancia de un mes, hace tres años, en Brasil, estuve en la favela Manguinhos, que visitará el Papa Francisco durante su primera visita apostólica al mayor país católico del mundo. La estancia papal ocurrirá durante las Jornada Mundial de la Juventude católica, que acoge Río de Janeiro del 23 al 28 de julio.

No fui a ni a la pequeña iglesia que visitará Su Santidad ni a ninguna otra. El objeto de mi visita fue la magnífica biblioteca levantada por el gobierno del estado de Río dentro del marco del proyecto Biblioteca-parque, que cuenta con la cooperación de los servicios culturales de la Embajada de Francia.


Las muy motivadas bibliotecarias de Manguinhos me contaron la función pacificadora que cumple la institución, situada en lo que antes se conocía como “la banda de Gaza” porque, al ser la frontera entre las zonas de influencia de dos pandillas de narcotraficantes, servía de terreno para enfrentamientos. Las abandonadas instalaciones de un antiguo cuartel fueron remodeladas y consagradas a diversas funciones sociales, entre ellas la amplia, luminosa y muy bien dotada biblioteca, que recibe niños y adultos en sus salas de lectura y informática, y que incluso acoge reuniones de concertación de los vecinos.


 Taller con niños de la favela Manguinhos
Con todo el respeto que requiere la religión, en tanto que construcción espiritual de cada individuo, la proyección de ciertas instituciones religiosas no deja de plantearse dudas en cuanto a su sinceridad y honestidad. En Brasil, los que se declaran católicos siguen siendo mayoría, pero el crecimiento de la membresía de las iglesias evangelistas, de estilo ruidoso y seductor, es exponencial, sobre todo entre las clases populares.



La pequeña capilla diseñada por Oscar Niemeyer (a pedido de la esposa del presidente Kubitschek) para el “bloque modelo” en el ala Sur de Brasilia. Fue la primera iglesia de la capital federal y uno de sus monumentos históricos, junto a la famosa catedral, obra del mismo genial arquitecto. Niemeyer era comunista y consecuentemente ateo, pero comprendía la función social y la necesidad de sitios de culto en una ciudad brasileña. El “bloque modelo” incluía casas y edificios de apartamentos, comercios, escuelas, biblioteca, cine y otros diversos lugares de esparcimiento, entre jardines y demás equipamiento urbano.


vista frontal de la famosa catedral de Brasilia, una de las más logradas obras
de Oscar Niemeyer

Uno de los objetivos de la visita del Papa es, precisamente, tratar de recuperar esos fieles que dejaron la iglesia católica para probar suerte en los diversos cultos evangélicos.


Capilla privada, a la sombra de añosos bambúes, en el hotel-hacienda Sao Bento

 

Las iglesias evangelistas ofrecen « cultos de milagros » y « cultos de liberación”. La manipulación de las palabras no tiene límites.


« Participe y sea bendecido », entre otros lemas de inspiración claramente comercial
Por todas partes se encuentra la publicidad religiosa, sin que a veces se perciba gran diferencia entre el anuncio de un show musical y un culto evangelista. A menudo, en la misma cuadra se alinean varios templos.



Muchas veces, el templo es la edificación más vistosa, y la única que se puede calificar de “lujosa” en poblaciones muy modestas.


Cuando uno circula por las carreteras y pueblos de Brasil prácticamente no hay poste eléctrico, árbol o pared en la que no haya un cartel con mensaje evangelista. Una auténtica estrategia de “ocupación del espacio”




Si hubiera un Papa de la Lectura y una Jornada Mundial de la Juventud Lectora, harían bien en visitar Brasil. Es a través de la cultura –y el gobierno, la sociedad civil y los intelectuales brasileños lo saben- que se salva pueblos de la miseria y el desencanto. Los programas de lectura, de bibliotecas populares, de dotación de libros para las escuelas, las ferias del libro y otras iniciativas son numerosas y exitosas en los ocho millones y medio de kilómetros del país de Machado de Assis, Jorge Amado, Drummond d’Andrade, Monteiro Lobato, Cecilia Meireles…

Programa Maleta de Libros: minibibliotecas públicas en el metro de Brasilia
 

Biblioteca pública de Taguatinga (ciudad satélite de Brasilia). Lleno casi total a las 9 de la mañana

 
Participé en el I Salón del libro infantil y juvenil de San Bernardo do Campo (Sao Paulo), popular iniciativa de la Fundación Nacional del Libro Infantil y Juvenil (FNLIJ) con el apoyo del gobierno local. Miles de niños vinieron cada día a las actividades y encuentros con escritores e ilustradores.

 

El día que Fidel Castro me escondió la Luna




El 21 de julio de 1969, hace 44 años, el Hombre pisó por primera vez el suelo lunar. Colosal victoria de la ciencia que, es cierto, fue motivada por la carrera armamentista entre Estados Unidos y la URSS, que se esforzaban, en plena Guerra Fría, por mostrar quién era el más fuerte en materia de balística estratégica. Era este aspecto el que contaba para las autoridades de mi país. Cuba nunca había sido más dependiente de la Unión Soviética que entonces. Si el más insignificante éxito de la ciencia espacial rusa era celebrado por todo lo alto, con mayor entusiasmo aún de festejaba cada percance de la conquista norteamericana del espacio (abundantes en un terreno complejo y nuevo; aunque los americanos no podían ocultar sus fracasos tan bien como la Dictadura del Proletariado). 

Así que, como la mayoría de los cubanos, no tuve derecho a ver los pasos de Armstrong en la Luna. La televisión cubana ocultó el hecho, y si la prensa escrita lo mencionó –con la mayor circunspección posible- yo ni me enteré. Y eso que yo era ya –con apenas 14 años- un apasionado de todo cuanto concernía al espacio.  Debí esperar 30 años para descubrir las apasionantes imágenes de la primera visita al satélite natural de La Tierra: fue en julio de 1989, cuando yo llevaba exactamente un mes viviendo en Brasil.

Si seguí el viaje de Apolo 11 desde el despegue mismo, fue gracias a La Voz de las Américas, emisora anticomunista prohibida por el gobierno castrista, pero que la vieja radio de onda corta familiar conseguía captar, gracias a una antena colgada en las ramas de una mata de mango, en la discreción de la cocina.  En mi casa nadie escuchaba las “informaciones” políticas  de la radio enemiga, pero esa “ventana al mundo” nos permitía descubrir las nuevas canciones de los Beatles, entre otros temas tan interesantes como, precisamente, el proyecto Apolo.


dibujo de Hergé publicado en ocasión de la hazaña de la Apolo 11

Yo  ya “había estado” en la Luna en compañía de Tintín, gracias a los ejemplares del doble álbum de Hergé “Objetivo Luna“ que se encontraban en la biblioteca provincial (jamás se vendieron en librería ni llegaron a otras bibliotecas; e incluso pronto se les haría desaparecer discretamente de la sección de préstamo).
Antes incluso de la hazaña del Apolo 11,  yo consagré una de las novelitas de aventuras que había comenzado a escribir dos años antes, titulada « Buscando la Luna »  a una aventura fuertemente inspirada de la de Tintín. Posteriormente, mandé al mismo personaje, un francesito llamado Javier, a Marte (esta vez, inspirado por las “Crónicas marcianas” de Ray Bradbury). Mis héroes partieron de un centro espacial que situé en los Pirineos franceses. Lejos estaba de imaginar que un día Francia y otros países europeos desarrollarían el ambicioso programa Ariane y que el centro de lanzamiento espacial europeo estaría en la Guayana Francesa; tanto como que el único cubano que haya visitado el espacio, el teniente coronel Arnaldo Tamayo, lo haría en una Soyuz soviética. Cosas de la vida, una de las investigaciones científicas propuestas por Cuba, el proyecto Cortex, sobre el funcionamiento del cerebro en condiciones de ingravidez, tenía entre sus creadores al esposo de Dora Alonso, la gran escritora cubana que diera tan sabios consejos en 1977, cuando presenté por primera vez una novela a una editorial.

Este álbum no existe, por supuesto
Fabriqué esta tapa a partir de una imagen de
Objetivo Luna, de Hergé


La tercera novela detectivesca juvenil cubana cumple 40 años

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